Francisco Calvo Serraller
Con una obra tan fresca fechada, en su mayoría, entre el año pasado y el actual, Luis Gordillo (Sevilla, 1934) sabe sacar provecho del espacio privilegiado de la Galería Marlborough al exhibir sus grandes formatos, que no sólo se despliegan en horizontal sino que, a veces, se superponen con inserciones verticales.
Galería Marlborough, Madrid
Del 24 de mayo hasta el 24 de junio de 2006
Aunque sigue empleando su fórmula pictórica habitual, de acrílico sobre lienzo, también se aventura con diversos experimentos de fotografía digital con metacrilato. Su universo figurativo sigue en la estela de sus acendradas obsesiones psíquicas, jugando con la idea de la duplicación de manera, digamos, más vitrificada y acentuando las repeticiones simétricas. Continúa también con su gama ácida, si se quiere, más con refulgencias de pantallas y de plexiglás.
En cualquier caso, aún subsistiendo el fondo de un monocorde susurro angustioso, sus imágenes, quizás porque nos acostumbramos cada vez más a ellas, resultan estetizadas en mayor media, con una elegancia posmoderna, de un frío confort. Es muy estimulante, no obstante, comprobar cómo sobrevive a generaciones y modas con pleno vigor, como un viejo luchador de la vanguardia que sigue en la brecha tras ya muchas décadas de combate.
Luis Gordillo
Cirugía esquimal, 2004-2006