Luis Gordillo: en series sin final

El CAC Málaga estudia en Horizontalia los hilos conductores de la obra pasada y reciente del artista sevillano

Trabajos recientes de Luis Gordillo y obras fechadas entre los sesenta y los noventa, polípticos, dípticos y fotografías del artista andaluz, se dan cita hasta el próximo 26 de agosto en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga para atestiguar la relevancia de la producción en serie en su proceso creativo. La muestra lleva por título “Horizontalia” y ha sido comisariada por el director del CAC, Fernando Francés.

 

 

En una mera contemplación a grandes rasgos de la obra pasada y reciente de Gordillo, asalta al espectador de manera constante la idea de que en ella hay algo inacabado, de que sus piezas no empiezan y acaban en su marco físico, sino que exceden a éste para comunicarse con las obras que las preceden o las continúan y que resulta imprescindible abordarlas en conjunto para captar su significado coherente.

 

 

La conexión de sus obras presentes con las anteriores parece vincularse a la terapia psicoanalítica que Gordillo realizó en la década de los setenta tras atravesar una crisis personal. Aquella terapia llevó al sevillano a reflexionar sobre la múltiples posibilidades expresivas que le ofrecían el lienzo y la fotografía. El propio artista reconoce que, a lo largo de su trayectoria, siempre le han interesado más los procesos por los que sus retratos, autorretratos y series toman cuerpo que los materiales empleados para su elaboración y que sus representaciones físicas no suponen más que la plasmación de su permanente necesidad de búsqueda y exploración de los límites.

 

 

Sus dípticos y trípticos simbolizan sus intentos de creación de obras que estén integradas por otras, como Serie Limo, fechado en el noventa y formado por 64 piezas y Serie Alambique, un año posterior, integrada por un centenar de pequeños cuadros. La acumulación es el eje de su producción, tal como Gordillo explica: A veces pinto un cuadro y una vez terminado siento la necesidad de rebosarlo en un cuadro situado al lado.

 

 

El intenso cromatismo es otro de los ejes inherentes a su obra. Para mantener cierto equilibrio, se sirve de gamas de tonalidades semejantes que le ayudan a no romper con la narración.

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