Lucía Vallejo. Absence III, 2013
La escultora bilbaína muestra su obra por tercera vez en Distrito Cuatro
“Lucía Vallejo. Plegando el vacío”
DISTRITO CU4TRO
c/ Alcalá, 115 1ª dcha
28009 Madrid
Del 6 de marzo al 12 de abril de 2013
De lunes a viernes, de 10:30 a 14:00 y de 17:30 a 20:00 horas
Sábados, de 10:30 a 14:00 horas
La evocación de técnicas pictóricas y una cierta obsesión, próxima al horror vacui, por llenar vacíos, son las bases de la obra de la escultora vasca Lucía Vallejo, que desde hoy presenta su tercera muestra individual en la galería madrileña Distrito Cuatro hasta el 12 de abril.
Vallejo, que da la misma importancia a sus procesos de creación que al resultado final de sus trabajos, transforma lienzos en esculturas en un intento de transformar lo bidimensional en tridimensional en cierto desafío de la gravedad.
Utiliza materiales puros y se inspira en el Barroco para introducir volúmenes en el vacío, conferir a su obra un cierto carácter nostálgico y hacer que la escultura parezca reposar de forma muy natural, y en apariencia azarosa, sobre un lienzo, buscando así generar una reflexión sobre el tiempo, tema que interesa a la bilbaína tanto en su simbolismo como en su representación estética.
En palabras de Óscar Alonso Molina, sus piezas más barrocas pueden interpretarse en la línea de los trabajos de Lee Bul, Petah Coyne o Matthew Ritchie. Para disfrutarlas hay también que dar por buena la escenografía que arroja sobre ellas, focos y realces de luz, proyectando sombras tenebristas, y que obliga al espectador a circunvalarlas para conquistarlas plenamente. En su giro que invita al nuestro, mientras se funden por medio de la sombra con el espacio de exposición, disfrutamos del desarrollo barroco por excelencia: cuando las disciplinas tienden a desbordarse unas sobre las otras, desdibujando sus fronteras, dando lugar a una fusión última del mundo con el escenario del artificio: vivimos y nos desenvolvemos en medio de una retórica donde lo artístico invade la esfera de lo real, avanza con su abullonado cuerpo hacia nosotros, y termina por envolvernos.