Los dos primeros artistas protagonizan sendas retrospectivas; Fineisen interviene el patio del centro
LA MAISON ROUGE
10 bd de la bastille 75 012
París
Del 21 de junio al 23 de septiembre de 2012
De miércoles a domingo, de 11:00 a 19:00 horas
Jueves, hasta las 21:00 horas
Soutter desarrolló, siempre a puerta cerrada, una producción personal y singular que se hizo eco de las investigaciones visuales de su contemporáneo Georges Roualt. En sus últimas dos décadas de vida, residió contra su voluntad en una residencia de ancianos donde trabajó prácticamente como un outsider, por lo que a menudo sus trabajos se vinculan al Art Brut. Pese a la intensa originalidad de sus obras, Soutter no fue autodidacta: se formó en arte y música en París, en Ginebra y en Bruselas y conoció a fondo los movimientos artísticos dominantes en el siglo XIX y comienzos del XX.
Por su parte, Didier Vermeiren cuestiona en sus piezas (esculturas y fotografías) el futuro de la tradición artística en estos medios. El creador belga forma parte de una generación de creadores que, a partir de los sesenta, se sirvió de los logros del arte conceptual y del minimal art para redefinir el discurso del arte moderno. Es cierto que buena parte de sus trabajos guarda estrecha relación con otras esculturas de la historia del arte, pero también que se comunican a fondo con otras piezas de su propia creación: su producción es consistente y prolífica.
También quedan conectadas en el imaginario del espectador sus exposiciones primeras y las más recientes. La que, desde el pasado 21 de junio, puede visitarse en La Maison Rouge, incluye trabajos del escultor fechados desde 1995.
Por último, la joven artista alemana Luka Fineisen ha sido invitada por la Asociación de Amigos de la Maison Rouge para intervenir, durante este verano, las instalaciones del patio del museo. Para la ocasión, Fineisen ha diseñado una instalación titulada Líquido perfecto, que se desarrolla en la mitad de la superficie del patio y en la cafetería del centro. Un tanque dispuesto en una de las paredes de la cafetería produce, constantemente durante el horario de apertura de la Maison, espuma que se derrama sobre un vaso ligeramente inclinado.
El espectador puede caminar alrededor de esta espuma derramada, de color níveo, que crece en constante movimiento y cambio. Por los caprichos del azar, o por un soplo de viento, los fragmentos de espuma pueden romperse o caer sobre las mesas, evocando en su textura la suavidad y ligereza de la nata o sugerirnos la compacta masa amenazadora de un glaciar.
Luka Fineisen. Fluide parfait
La Maison Rouge
Didier Vermeiren. Sculptures-photographies
La Maison Rouge