Los traumas de Superman según Mike Kelley

Hauser & Wirth abrirá en septiembre una muestra dedicada a su serie Kandors

Nueva York,
Mike Kelley. Kandor 10B (Exploded Fortress of Solitude), 2011
Mike Kelley. Kandor 10B (Exploded Fortress of Solitude), 2011

En Kandors nació Superman y así se llama una de las últimas series que puso en pie Mike Kelley antes de fallecer en 2012.

A partir del próximo 10 de septiembre y hasta el 24 de octubre, Hauser & Wirth presentará en Nueva York la primera exhibición del artista en sus salas, organizada en colaboración con Mike Kelley Foundation for the Arts y centrada precisamente en Kandors: un conjunto de esculturas tan opulentas en lo visual como ambiciosas en lo técnico que se completan con videos y con una instalación inédita en Estados Unidos en la que este artista, originario de Detroit y considerado uno de los más influyentes en su generación, recuperaba el imaginario y la mitología que rodea a Superman para generar a partir de su historia reflexiones personales sobre la infancia y la perdida, el luto y la redención.

Para entenderlo, rebobinamos: según el célebre cómic, obra de Jerry Siegel y Joe Shuster, Superman nació con el nombre de Kal-El en un planeta llamado Krypton, a punto de ser destruido. Sus padres lo enviaron a la Tierra para salvarlo, y lo consiguieron, pero el desplazamiento sumió a Kal-El en la soledad y la nostalgia. Superman creció creyendo que Kandor, su ciudad natal y capital de Krypton, había sido arrasada, pero con el tiempo descubre que el que fue su hogar aún existe, aunque en forma de metrópolis en miniatura, atrapada en una botella de vidrio por obra del archivillano intergaláctico Brainiac.

Superman recupera finalmente Kandor de las garras de Brainiac y esconde su particular Rosebud en su Fortaleza de la Soledad, manteniendo a sus habitantes con tanques de oxígeno kriptonita. Según entendía Kelley, Kandor era para Superman el constante recuerdo de su incapacidad para escapar del pasado y de su alienada relación con el presente y sus trabajos de esa serie, que subrayan la relación de la obra de este artista con el poder de la memoria, y con el trauma y la represión, son también potentes en cuanto a sus investigaciones formales con la luz, el color y la escala, ámbitos de estudio muy presentes, por otro lado, en su última etapa creativa.

El propio Kelley dijo de estas piezas que eran “semejantes a pinturas de Henri Matisse”, pero en tres dimensiones.

Al centrarse en exclusiva en Kandors, esta muestra en Hauser & Wirth ofrecerá al público una nueva perspectiva sobre los desafíos formales, las referencias a la cultura popular y la psicología de Kelley, aspectos muy estudiados, con mayor o menos exhaustividad, desde su muerte.

Según ha anunciado la galería, al entrar en la exposición encontraremos un grupo de esculturas vítreas que brillarán intensamente en un espacio poco iluminado. Estarán fundidas en resina y representarán miniaturas de la ciudad de Kandor generando en conjunto un espectáculo ópticamente deslumbrante.

Mike Kelley. Kandor 4, 2007
Mike Kelley. Kandor 4, 2007

Destacará la obra ‘Kandor 4’ (2007), para la que el artista trató de abstraer y reinterpretar la narrativa generada por la ciudad ficticia en una amalgama compleja: se compone de tres ciudades sobre un pedestal, iluminadas desde un punto de vista bajo, con sus imponentes horizontes arquitectónicos bañados en tonos amarillos, rojos y azules.

Aparecerán junto a una botella de vidrio ultravioleta situada sobre una base amarilla conectada a su vez a un tanque de gas, en alusión al que utilizaría Superman para mantener vivos a sus convecinos.

Cada representación única de Kandor en la exposición se derivará de alguno de los muchos ejemplos de la ciudad recreados por varios artistas en los cómics de Superman editados desde 1958. El creador estadounidense se interesó a fondo por las diferencias, a veces inconsistencias, estilísticas y arquitectónicas, presentes en las diversas representaciones de Kandor en el último medio siglo, y seleccionó una veintena, sorprendentemente diferentes y procedentes de los cómics originales, para manipular y superponer sus diseños y su colorido a ilustraciones ampliadas que integró en cajas de luz.

Pero la estrella de la exhibición será Kandor 10B. Exploded Fortress of Solitude, una instalación cavernosa que ocupará el espacio principal de Hauser & Wirth y que podrá verse junto al video de 2011 Extracurricular Activity Projective Reconstructions, satura inquietante con sadomasoquismo y drama psicosexual de fondo. Se sugiere un desenlace dramático para la ciudad condenada, una posible catarsis no solo para Superman, también para Mike Kelley y para nosotros.

Tan irreverente como visionario, Kelley desarrolló su producción en una sorprendente variedad de estilos y géneros: desde la performance a la escultura pasando por la instalación, la pintura, el vídeo, el arte sonoro, la fotografía o el dibujo. También trabajó en numerosos proyectos curatoriales, colaboró con otros artistas y músicos y dejó un importante legado textual.

Inició su trayectoria creativa a finales de los setenta y adquirió el reconocimiento en los ochenta gracias a esculturas elaboradas con materiales que parecían tomados de labores de manualidades comunes y con juguetes reutilizados, mantas desgastadas, peluches usados…que hablan, como su proyecto sobre Superman, de traumas reprimidos.

Comentarios