Marta Barrenechea en Rafael Pérez Hernando

Madrid, 03/01/2018

Cuentan los responsables de la Galería Rafael Pérez Hernando que Marta Barrenechea vive en una casa en el campo junto a una antigua huerta y que desde ella divisa una montaña granítica que ella observa cada día con dedicación y ensimismamiento, con cierta devoción. Tanta que, cuando recibe visitas, cede su sitio frente a la ventana a los invitados para que ellos puedan disfrutar de esa vista.

Esa anécdota –que no lo es tanto, porque es el contexto en el que Marta crea– tiene mucho que ver con el sello personal de su trabajo: sencillo y con ecos profundos, a medio camino entre lo terreno y lo elevado y de un estilo próximo al naif aunque difícilmente clasificable.

Marta Barrenechea. Sin título, 2017 — Marta Barrenechea. *Sin título*, 2017

Hasta el próximo 27 de enero, la artista presenta su segunda muestra individual en Rafael Pérez Hernando: una selección de trabajos de temática y técnica quizá más definidas que en su producción anterior, con formas, pequeñas, que se repiten y que ella ha bordado en el interior de algunos lienzos para más tarde pintar a su alrededor de forma concéntrica, generando elementos como lazos, mantas o macetas que esquivan lo geométrico y que suponen el eje de sus composiciones.

Cuando su trabajo alcanza los bordes de los lienzos, Marta opta por pintar en esos límites bordes, un marco dentro de la tela, a modo de trampantojo. Telas que, esta vez, ha optado por tensar utilizando bastidores y que el espectador puede interpretar como altares delicados, de aire primigenio, floral y festivo, más que religioso en un sentido tradicional.

La artista mira su entorno desde una perspectiva inocente aunque no aniñada, abierta a la curiosidad y la sorpresa, y sobre todo a la captación de la belleza en lo que le es cercano. Estos altares, que ella ha elegido mostrar unidos unos a otros, son el resultado.