Los murales que Diego Rivera pintó para el MoMA vuelven a las salas de este centro

Se trata de ocho paneles fechados en 1931

El mexicano viajó a Nueva York seis semanas antes de la inauguración de la exhibición para elaborar, en un estudio que le ofreció el Museo y en colaboración con dos ayudantes, cinco murales portátiles pintados al fresco sobre yeso que narran con audacia hechos de la historia mexicana vinculados a la Revolución y a la lucha contra la desigualdad de clases. Entre ellos encontramos el retrato de Zapata, convertido en un icono de la colección del Museum of Modern Art. El motivo de que estas obras se realizasen en el propio MoMA fue resolver el problema de fijarlas y presentarlas en aquella muestra con las mayores facilidades posibles.

Una vez inaugurada la exposición, de la que los medios de comunicación se hicieron amplio eco, Rivera agregó a la misma otros tres murales, esta vez tomando Nueva York como escenario y representando imágenes monumentales de la clase obrera urbana incidiendo en la estratificación social de la Gran Manzana durante la Gran Depresión.

Hasta el próximo 14 de mayo, el MoMA vuelve a presentar aquellos murales, juntos por primera vez en ochenta años, junto a varios dibujos a gran escala del artista mexicano, otros bocetos de pequeño formato relacionados con aquellos trabajos y varios diseños que preparó para el célebre mural de Rockefeller Center aprovechando aquella estancia en Nueva York de comienzos de los años treinta.

Esta exhibición nos ofrecerá un sucinto retrato de la personalidad cosmopolita de Diego de Rivera (vivió en Rusia, México y Estados Unidos) y una mirada fresca sobre las intersecciones entre creación artística y compromiso político en la convulsa década de los treinta. El MoMA será el único centro en acogerla.

Diego Rivera

Liberation of the peon, 1931

Diego Rivera

The uprising, 1931