Los montajes de Harun Farocki

Kunsthaus Bregenz ofrece una retrospectiva del artista checo que incluirá tres piezas inéditas

La producción de Harun Farocki ha tenido una fuerte influencia en la historia del cine político desde finales de la década de los sesenta y sus aportaciones al arte visual reciente han sido estudiadas tanto en la retrospectiva que la Tate Modern de Londres le dedicó el pasado 2009 como en las exhibiciones individuales que ha protagonizado en el MUMOK vienés, el Jeu de Paume o el Museo Ludwig de Colonia. La participación del checo en dos ediciones de Documenta (las de 1997 y 2007) testimonia también el gran impacto de sus films e instalaciones en el contexto artístico actual.

 

Kunsthaus Bregenz ofrece ahora la mayor retrospectiva austriaca de Farocki, una muestra que albergará sus más destacadas piezas fechadas a partir de 1968 y que permitirá contemplar, por primera vez en Europa, tres video-instalaciones que forman parte de la serie Serious Games y que han sido creadas especialmente para la ocasión. La duración de cada una de ellas es de ocho minutos y combinan secuencias grabadas en instalaciones militares estadounidenses con simulaciones diseñadas por ordenador. Hacen referencia a programas utilizados por los soldados en situaciones de emergencia real en Afganistán, Irak y otras zonas potencialmente peligrosas. Una de ellas hace referencia a las experiencias traumáticas de los militares y podría tener fines terapéuticos.

Las relaciones entre tecnología y conflictos bélicos ya jugaron un papel esencial en obras anteriores del artista, como la serie Eye/Machine (2001-2003), expuesta también en Bregenz y compuesta por tres instalaciones independientes en las que Farocki compara los mecanismos de vigilancia empleados en las guerras con el uso de cámaras de seguridad en lugares públicos.

Formará igualmente parte de la muestra uno de los trabajos más emblemáticos de Farocki: Deep play, pieza que causó viva polémica en Documenta 2007 y que mostraba al espectador nuevos puntos de vista sobre el Mundial de Fútbol de 2006, recordado por el inconveniente cabezazo de Zidane a otro jugador. Esta obra alude a los complejos vínculos entre entretenimiento, violencia y medios de comunicación.

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