Francisco Calvo Serraller
Junto con Madrid, hoy día Londres es la capital europea más destacada en la programación de exposiciones temporales como lo demuestra, en el caso de la capital del Reino Unido, no sólo el descomunal evento de Caravaggio. The final Years que se exhibe en la National Gallery, tras haberlo hecho en Nápoles, sino una serie de muestras que abarcan todos los temas y siglos, aunque con especial atención a lo contemporáneo.
En la propia National, exhibe sus cuadros urbanos el pintor británico actual John Virtue, y en la National Portrait Gallery, además de sendas muestras de la mejicana Frida Kahlo y la fotógrafa americana Lee Miller, se puede contemplar el hermoso cuadro de Lucien Freud objeto de un absurdo escándalo periodístico titulado, “Autorretrato del artista con una modelo abrazada a su pierna”.
En la abarrotada Tate Britain, el público se agolpa en interminables colas para ver “Turner, Monet y Whistler”, una secuencia histórica algo añeja o tópica pero cuyos frutos pictóricos no cabe minusvalorar. Con mucho menos público en sus salas temporales, la flamante Tate Modern nos muestra una exposición del escritor y artista August Strindberg, que engloba la condición de autor literario de éste,así como de fotógrafo y pintor.
La Tate también nos brinda una pequeña pero muy selecta selección de tres italianos fundamentales con la exposición: “Más allá de la pintura: Lucio Fontana, Piero Manzoni y Alberto Burri”. Allí mismo, para seguidores del último grito, hay también una instalación del mejicano Damián Ortega. La exposición estrella de la Royal Academy es ahora, sin duda, “Matisse, su arte y sus textiles. La fábrica de sueños”, muy visitada.
Por último, una sorpresa inesperada, la del Victoria and Albert Museum con la instalación del cineasta iraní Abbas Kiarostami titulada “Árboles en la nieve”, que constituye un broche dorado al ciclo cinematográfico que dicha institución le dedica a este magnífico director y artista. Con sólo lo dicho, creo que una escapada londinense del buen aficionado está más que justificada.
Caravaggio
Cena en Emaús, 1600-1601