Gabriel Orozco. La DS Cornaline, 2013. Cortesía del artista y la Marian Goodman Gallery
Tras la gran retrospectiva itinerante que hasta hace dos años viajó por Nueva York, Basilea, París y Londres, la Kunsthaus de Bregenz exhibe obras del mexicano creadas específicamente para la ocasión
Bregenz, 19/07/2013
Nacido en 1962 en Xalapa, en el estado de Veracruz, Gabriel Orozco, que actualmente vive entre Nueva York, París y Ciudad de México, es uno de los artistas mexicanos de su generación con mayor proyección internacional. Prueba de ello fue la amplia retrospectiva que entre 2009 y 2011 le dedicaron el MoMA, la Tate Modern, el Centre Pompidou y Kunstmuseum Basel y el exhaustivo repaso de su obra reciente que hasta el próximo 6 de octubre nos ofrece Kunsthaus Bregenz.
Orozco se mueve entre la realización de esculturas y pinturas de composición clásica y sentido autónomo y la de instalaciones de apariencia improvisada, intervenciones espaciales, objetos y fotografías enormemente versátiles en su enfoque: pese a su apariencia espontánea, han sido meticulosamente diseñados, nos invitan a reflexionar sobre las bases del arte conceptual, desprenden un equilibrio tanto sensual como racional e invitan al público a un encuentro emocional inmediato.
Gabriel Orozco. Vista de su instalación en la primera planta de Kunsthaus Bregenz. Fotografía: Markus Tretter © Gabriel Orozco and Kunsthaus Bregenz
Desde sus inicios, Orozco ha llevado a cabo algunas de las piezas más emblemáticas del arte actual, como My Hands Are My Heart (1991) o La DS (1993), Yoghurt Caps (1994), o Parking Lot (1995). La sensibilidad del artista hacia las culturas nacionales se aprecia en su empleo de elementos antitéticos: a veces selecciona motivos, técnicas y referencias específicamente mexicanas o arraigadas en tradiciones latinoamericanas; en otras ocasiones se sirve de estrategias marcadamente contemporáneas. Insiste en marcar las diferencias culturales presentes entre los componentes de sus obras cuestionando a la vez la rigidez de planteamientos identitarios rígidos.
En esta línea, sus nuevas esculturas de piedra enlazan con la tradición de la escultura contemporánea europea, con Hans Arp y Barbara Hepworth, pero también remiten a las culturas indígenas, con cuya supervivencia y difusión Orozco siempre se ha comprometido. Por esa razón, la presentación de estas piezas en la muestra de Kunsthaus Bregenz recuerda más a los planteamientos expositivos de un museo antropológico que a los de un centro de arte contemporáneo.
Con objeto de anclar estos trabajos en la propia evolución de su producción, Orozco acompaña estas piezas en Bregenz de algunas de sus instalaciones anteriores más llamativas, como la del espectacular esqueleto de una ballena reconstruido en resina sintética que presentó por primera vez en Londres hace siete años. Se inspiró en su realización en la imagen de una ballena que había encallado en la costa suroeste de nuestro país y trató de extrapolar en esta pieza el concepto de ready-made al arte del presente.
Tras su paso por Kunsthaus Bregenz, esta muestra viajará al Moderna Museet de Estocolmo.