Lo mejor de cada casa

Llegaron a su haber a través vías muy dispares: coleccionistas, embajadores, comerciantes, militares, religiosos o viajeros las fueron atesorando desde el siglo XVI, cuando el arte asiático comenzó a valorarse en España como regalo u objeto de cambio. Unos siglos más tarde estas piezas empezaron a estar de moda, decorando salones de reyes y nobles, y la estética de los países del este se llegó a extenderse incluso por los estampados por los vestidos femeninos. El Japonismo fue una de las últimas de estas modas, alcanzando su gran eclosión en el s. XIX y logrando una influencia tal a todos los niveles que incluso se considera que resultó clave para el desarrollo del impresionismo en algunos aspectos. Siete investigadoras madrileñas, dirigidas por Carmen García-Ormaechea, profesora de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, han logrado sacar a la luz las mejores piezas de arte asiático que cada uno de los museos madrileños guardaba entre sus fondos. Tras una intensa labor -siguiendo criterios históricos, artísticos y antropológicos- han reunido un total de 150 obras de lo más dispares, que podrán contemplarse en la Sala de Bóvedas del Centro Cultural Conde Duque de Madrid hasta el próximo 24 de mayo. Objetos cotidianos y piezas artísticas como mapas, Mantones de Manila, porcelanas, joyeros o grabados -procedentes de lejanos lugares como China, Japón, Filipinas, Tíbet, Camboya o Indonesia- se han reunido juntos por primera vez y, muchos de ellos, se exhiben también al público de forma inédita tras haber permanecido ocultos entre los fondos de algunos de los centros de arte madrileños donde se conservaban. “Orientando la mirada. Arte asiático en las colecciones públicas madrileñas” es una exposisión que, sin duda, no defraudará a los amantes del arte oriental y a todos los interesados en la materia.

Retrato oriental