Liliana Porter, cuentos por terminar en Espacio Mínimo

Madrid, 09/10/2024

En 2016, con motivo del 25º aniversario de la Galería Espacio Mínimo, Liliana Porter, una habitual de esta sala, presentaba allí su obra reciente: un trío de cuadros de gran formato, formados por polípticos de cuatro y cinco piezas, y un vídeo; en unos y otro invitaba a los espectadores a plantearse sus formas de relacionarse con la representación y la cercanía o no de esta con lo real. Destacaba también su uso expresivo de los espacios, que en ocasiones esta artista argentina utiliza como soporte y en otras como vía para subrayar ausencias mediante el vacío.

Después llegarían su primera antológica en España, de la mano de Artium Museoa, en 2017; la participación de Porter en la Bienal de Venecia con su proyecto más ambicioso, ese mismo año; y el Premio Francisco Prieto, que recibió en 2023 y que el próximo noviembre la llevará a la Casa de la Moneda; en unas y otras ocasiones nos ha introducido la bonaerense en juegos lúdicos, pero significativos, tanto con el espacio como con las proporciones: valiéndose de técnicas muy diversas (pintura, estampa, vídeo, instalaciones, escultura, teatro y dibujo), ha plasmado en ellas un mundo personal con rasgos que igualmente son muy suyos, como la ironía fina, la sutilidad y la intensidad expresiva que no necesita de grandes tamaños ni de evidencias provocadoras.

Porter defiende que el mundo, el relato de la historia y de nuestro tiempo, necesita ser narrado desde perspectivas alternativas que rompan con los órdenes establecidos, por eso busca, sea cual sea la disciplina que maneje, quebrar y desordenar situaciones y comportamientos dados, proponer formas nuevas de entender el tiempo y el espacio y construir lenguajes que puedan responder con flexibilidad a entornos cambiantes. Recalca que sus objetos son lo que materialmente vemos, pero también la memoria que albergan, la idea que de ellos tenemos quienes los contemplamos y sus implicaciones emocionales; todo tiene para esta autora, que se define como postconceptual, una vertiente real y otra virtual, y a ella le interesa, sobre todo, profundizar en la segunda.

Liliana Porter. La Barrendera. 2023. Otros cuentos inconclusos. Espacio Mínimo — Liliana Porter. La Barrendera, 2023. Otros cuentos inconclusos. Espacio Mínimo

La propuesta con la que ha abierto la temporada expositiva de otoño, de nuevo, en Espacio Mínimo lleva por título “Otros cuentos inconclusos”, continúa teniendo como eje la reflexión sobre la naturaleza de la representación y se articula a partir de una mirada de extrañamiento hacia el entorno, que recrea desde lo pequeño acentuando sus potenciales dimensiones atemporales y abstractas, tratando de conjugar todos los lugares y todos los tiempos y buscando fundir lo que un objeto o figura es y su plasmación plástica, esto es, difuminar los límites tan debatidos entre lo real y lo representado.

Nos espera en la galería de Doctor Fourquet, como centro de la exhibición, la instalación La barrendera, que con su extensa dimensión y sus diferencias de escala entre unas y otras piezas se apropia prácticamente de la superficie de la sala. La artista comenzó a dar forma a este tipo de trabajos hace algo más de dos décadas, en la serie Trabajos forzados, a la que paulatinamente ha ido sumando situaciones y diálogos nuevos; y también decidió presentar una de estas macroinstalaciones hace siete años en la Bienal veneciana: su proyecto entonces llevaba por título El hombre con el hacha, pero paradójicamente no estaba protagonizado por este personaje en el ejercicio de destruir sino por una mujer del tamaño de un dedo que, con su escoba, borraba el desaguisado. Para Porter esa obra era una metáfora del tiempo, de la memoria, de lo que se construye y reconstruye durante la vida.

Las narrativas simultáneas que se proponen en Espacio Mínimo, además de querer romper con la linealidad temporal, aíslan a los personajes en un no lugar que supone un reto perceptivo e interpretativo para el espectador, situado frente a cierta senda de desobediencia y subversión; se nos invita a perder cautelas ante lo inesperado, el gesto pequeño pero significativo.

Otras instalaciones en la exposición serán de pequeño y mediano formato, se completarán con obra sobre papel e incidirán en la vocación de Porter por la superposición de códigos y realidades con lecturas abiertas e, incluso, inciertas.