Las memorias de Mitsuo Miura

Mitsuo Miura. Memorias imaginadas

El artista japonés presenta en el Palacio de Cristal una instalación específica basada en la geometría y el color

La instalación está formada por dieciocho objetos de madera en forma de discos, de distintos tamaños y colores, que se disponen en el suelo y que se corresponden en lo formal y cromático con otros suspendidos del techo a distintas alturas.

Entre ambas zonas, la terrena y lo colgante, Miura diseña un espacio arquitectónico imaginario que el artista ha llamado “columna invisible” y que se nutre de los recuerdos del nipón de las distintas exposiciones realizadas en el Palacio del Retiro a lo largo de los años.

 Mitsuo Miura. Memorias imaginadas

Dado que, según Miura, la memoria es algo difusa, cambia y se reinventa, el artista ha elegido colores apagados y desvaídos. Cada “columna” está pintada de un color hasta llegar hasta doce, todos ligeros y de luminosidad suave.

“Memorias imaginadas”, de forma muy natural y sin grandilocuencias, cambia y se transforma con el sol, que emite vibraciones de la luz sobre las superficies. Además, Miura ha intervenido en el espacio distribuyendo intermitentemente franjas de color azul en el zócalo del edificio, que sugieren el dibujo esbozado de un plano indefinido. El japonés se sirve de ese recurso para recordarnos que la arquitectura “sólo” es la delimitación física de un espacio existente: los elementos constructivos, aquí columnas y zócalos que marcan vertical y horizontalmente el alcance de una edificación, son únicamente trazos en el vacío.

Miura se formó en la Escuela de Bellas Artes de Tokyo y en 1966 se trasladó a Madrid, donde vive desde entonces. Su producción refleja una actitud estética, derivada de su origen oriental, que se manifiesta en su búsqueda de la belleza de lo esencial, las formas puras y el carácter íntimo de sus piezas, destinadas a derribar fronteras entre hombre y naturaleza, entre lo individual y lo general.