Partiendo de la idea de que todo lo no sometido a avance ni progreso es eterno (como la conciencia, la muerte, el amor…), el vitoriano Juan Luis Moraza entiende que la subjetividad, compuesta por todas nuestras divagaciones psíquicas y mentales, es también eterna y que no podría existir sin el arte, ni el arte sin ella.
Según ese razonamiento, el arte no contiene mensajes que ofrecer al espectador, sólo nos aporta incógnitas sobre las que el público puede reflexionar, sentir o decidirse a obrar.
A partir de mañana y hasta el 2 de mayo, el Centro Cultural Montehermoso de la capital alavesa exhibe una serie de esculturas recientes de Moraza que el propio artista ha bautizado como “Implejidades”. Las concibe como ensayos creativos que sólo pasarán a convertirse en obras de arte plenas cuando logren estimular al espectador y sintonizar con él. Pese a que son fruto de la sensibilidad de un escultor y por ello en ellas estructura y materialidad son fundamentales, Moraza las muestra, más que como objetos, como temas que tratan de incitar al estudio profundo sobre la subjetividad contemporánea y su radical importancia en el arte.
Fotografía: Juan Luis Moraza. Dividuos, 2010
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