Laramascoto, el dúo formado por Santiago Lara y Beatriz Coto, lleva a cabo instalaciones audiovisuales y piezas de animación audiovisual que, en ocasiones, sintetizan dibujo y tecnología al trabajar conjuntamente con pintura mural y soportes electrónicos, o con animación y dibujo, y, otras veces, plantea reflexiones o investigaciones que trascienden las obras acabadas y que a menudo tienen que ver con nuevas formas de producción colaborativa y con renovados dispositivos de encuentro y conocimiento, como Medialab Prado, o con la simbología susceptible de aplicarse precisamente a la tecnología.
Ellos mismos son socios fundadores de Makespace Madrid, una asociación que echó a andar en 2013 y que tiene como fin difundir la cultura del do it yourself, la experimentación en los procesos de creación y fabricación digital y fomentar el encuentro de personas creativas. Lo hacen mediante talleres, encuentros, conferencias y creación de material didáctico.
Hasta el próximo 31 de enero, Lara y Coto presentan en el Museo Barjola de Gijón “¡Más madera!”, una muestra que propone una revisión de los articulados y amplísimos programas iconográficos medievales a la luz de las nuevas tecnologías, relacionando así lo profundo y lo aparentemente superficial. De nuevo sus imágenes tienen un carácter híbrido: combinan el dibujo, que alude a lo esencial, con dispositivos móviles y proyecciones que recuerdan los mecanismos empleados por autores de dibujo expandido, una práctica hoy muy extendida de la que los propios Laramascoto participan.
Emplean trazos gráficos en blanco y negro como base de sus figuraciones esquemáticas que en ocasiones evocan formas humanas y que, al desplegarse por los muros, adquieren una sofisticación favorecida por las pistas de audio que acompañan su propuesta y por el movimiento conseguido. La ocupación de los paramentos situados entre las pilastras con escuetos dibujos se dinamiza a partir de sus proyecciones, igualmente contenidas pero expresivas.
A diferencia de la organización interna presente en la iconografía antigua, respetuosa de una dirección de lectura u orden interno, Laramascoto juegan y se permiten una narración libre de los hechos que presentan, normalmente acciones concretas en repetición continua, metamorfosis o instantes convertidos en infinitos.
En palabras de Óscar Alonso Molina, autor de textos del catálogo “¡Más madera!”, la lectura del hombre en clave mítica sobre la que incide la poética de Laramascoto parte del entendimiento antropológico y etnográfico de los usos y costumbres de nuestro presente. La tecnología les proporciona el motivo perfecto para mostrarnos cómo el ser humano alcanza hoy porciones de lo que antaño quedaba reservado al imperio de la magia o la imaginación. Intervenir en la distancia, oír voces llegadas del más allá, aparecer en efigie reservando la dimensión material del cuerpo… Los aparatos, pues, adquieren el carácter del talismán y el ciudadano contemporáneo se ha acostumbrado en su día a día a operaciones cotidianas que revisten un carácter alquímico. Como luminosamente advirtió Jünger, la nueva mentalidad que ya apuntaba en los inicios del siglo XX, logró una cohesión a la vez racional y simbólica.
“¡Más madera!” supone, en definitiva, la respuesta de Lara y Coto al despliegue visual y narrativo que a diario nos ofrecen los medios digitales: proponen la concisión frente a abundancia y no dejan a un lado la ironía.
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