Alfonso Fraile. Señorita por aquí, 1980
Una muestra en Rafael Pérez Hernando conmemora el vigesimoquinto aniversario de la muerte de Fraile y el decimoquinto del nacimiento de esta sala
“Alfonso Fraile-Antón Lamazares”
GALERÍA RAFAEL PÉREZ HERNANDO
c/ Orellana, 18
28004 Madrid
Del 19 de septiembre al 18 de noviembre de 2013
La exhibición con la que la Galería madrileña Rafael Pérez Hernando participará en la próxima edición de APERTURA conmemora sus quince años de trayectoria como sala de arte (su primera muestra, titulada “Dulce Amor”, tuvo a Antón Lamazares como protagonista) y el cuarto de siglo transcurrido desde la muerte de Alfonso Fraile.
Pérez Hernando descubrió la obra de Fraile durante una exhibición en la Galería Theo en 1982, una muestra que fue amplia y homogénea en cuanto a calidad y que no podía anticipar, por el cuidado orden de las composiciones seleccionadas y el equilibrio y la quietud que desprendían éstas, la desesperación presente en los últimos trabajos de este artista, considerado uno de los creadores españoles más representativos de la década de los ochenta.
Antón Lamazares. Torerita, 1981
La muestra “Dulce Amor” de Lamazares ya le rindió homenaje en 1997. Se componía de obras realizadas entre 1981 y 1983 por este gallego, discípulo de Fraile, a su vez fascinado por Paul Klee. En esta ocasión, desde el próximo 19 de septiembre, podremos ver en Rafael Pérez Hernando obras “de gabinete” que podríamos considerar de libre invención, introspectivas, y que parecen constituir en ocasiones juegos arbitrarios conectados siempre con la poesía, con su Galicia natal y con lo rural (encontramos incluso dibujos a boli sobre cartón reciclado).
Lamazares habla de estas piezas como débiles caricaturas de colores desvaídos, esbozadas a la manera de los dibujos infantiles como una visión sincera de la existencia cuando nos asaltan los recuerdos de un tiempo perdido y se impone la necesidad de recuperar la niñez.
Antón Lamazares. Sin título, 1980-1982. Luis Vioque
Destaca en estas piezas un uso intencionadamente expresivo del cromatismo y las señas pictográficas que ya conforman el sello identitario de Lamazares: signos, caligrafías y materias elementales que hacen alusión a los aperos del campo.