Laía Argüelles, muchas manos para lo peculiar

La fotógrafa repasa sus proyectos en el MARCO de Vigo

Vigo,

Los asiduos a la sala barcelonesa Chiquita Room conocen bien a Laía Argüelles, artista zaragozana en cuyo trabajo se cruzan palabras e imágenes: se ha formado tanto en Traducción e Interpretación y Filosofía como en Bellas Artes y le interesa explorar las confluencias de la fotografía y el lenguaje; suele buscar materiales e instantáneas antiguas para indagar en las posibilidades de construir significados a partir de su intervención y montaje, de traducir visualmente experiencias o de valerse de la imaginación como herramienta de conocimiento.

Hasta el próximo noviembre, y bajo el comisariado de Laura González Palacios y María Seoane, esta autora presenta en MARCO. Museo de Arte Contemporáneo de Vigo “Todavía siempre”, un repaso a sus proyectos de la última década elaborados empleando esos materiales encontrados en librerías de viejo, rastros y tiendas de coleccionista de diversos países (ella ha residido en Reino Unido, Islandia y Alemania, además de en España). Incidiendo en su materialidad, en lo que implica atesorar lo usado y hallar sentido en la repetición, en el pliegue y despliegue de lo utilizado, bucea Argüelles en la naturaleza básica de las imágenes, también de las más cercanas, en su carácter propositivo de lecturas abiertas y cambiantes y en la complejidad propia de su misma esencia: constituyen representaciones, no pueden cobijar identidades completas y, en todo caso, enriquecen nuestra capacidad de concebir lo real.

Laía Argüelles. Todavía siempre, 2021
Laía Argüelles. Todavía siempre, 2021

Da título a la muestra un políptico, realizado en 2021 y formado por siete piezas, que cuenta con fotografías de cuerpos acuáticos, islotes u orillas que parecen inaccesibles, todos ellos evocadores de la laguna Estigia, uno de los cuatro acuíferos del mundo subterráneo que, se dice, pasa por la parte más profunda del infierno; también de cuerpos que flotan, como cuando en la playa nos hacemos los muertos. Esas imágenes dialogan con textos que apuntan a despedidas o pérdidas a través de un montaje estructurado en saltos: el espacio que ocupan dentro de su marco los vincula a otros fragmentos textuales o fotos que se integran en el mismo trabajo pero quedan en otro díptico. De ese modo, todos los componentes de este políptico, palabras incluidas, están comunicados entre sí y el ojo del espectador ha de saltar de uno a otro, sin acabar de perfilar todas las relaciones posibles.

Todavía siempre invita al público a reflexionar sobre la dificultad de nombrar lo perdido y doloroso y sobre la sospecha de que aquello que ya desapareció solo pueda ser sugerido en lo que ocupa, más tarde, su lugar.

Laía Argüelles Folch. La flâneuse (detalle), 2021
Laía Argüelles Folch. La flâneuse (detalle), 2021

Del mismo año data el libro de artista La flâneuse. La artista se dejó acompañar, en todo momento durante doce meses, por una estampa de hace un siglo, correspondiente a una mujer anónima, paseante urbana. De aquella fotografía realizó dos centenares de fotocopias, en tantas copisterías como encontró, no siendo ninguna de ellas del todo igual: ahora esas reproducciones componen dicho libro a muchas manos y su facsímil se ha desplegado en MARCO, para que el espectador emule a la modelo y pasee en torno a ella. Se completa esta propuesta con tres fotograbados que replican la ubicación de las imágenes de las tres primeras fotocopias del libro.

Genera, por tanto, Argüelles un archivo a partir de una circulación y un registro vasto derivado de una triple extrapolación: la protagonista de la fotografía inicial, una mujer caminando por una ciudad, que aparte de a sí misma en 1920 encarna, simbólicamente, a la artista, flâneuse que se identifica con ella, y un paseo al que se apela a través del desplazamiento de la escena reproducida página a página, nunca en el mismo sitio sobre el espacio en blanco del papel.

Laia Argüelles. La flâneuse, 2021
Laía Argüelles. La flâneuse, 2021

Otro libro de artista en la exhibición es 201, compuesto por dos docenas de diapositivas llevadas a cabo a partir de fotografías analógicas que muestran el interior del estudio de la artista durante su residencia, entre 2020 y 2021, en la Casa de Velázquez de Madrid, y sus vistas. Dispuesto junto a un visor a contraluz en una caja de conservación, este proyecto supone a un tiempo un ejercicio de registro y otro de preservación en forma y materia, porque las diapositivas, que no dejan de ser el soporte material más estable para la imagen, se manifiestan a la mirada cuando la luz atraviesa el visor: sin visión periférica, con un ojo cerrado y otro en el visor, nuestro ojo se sumerge en un espacio y un tiempo distintos. Es la primera vez que la aragonesa presenta estas escenas al completo.

Lo interior y lo exterior convergen, igualmente, en Maisons de week-ends imaginaires (2018-2021), sobre proyectos de casas de fines de semana cuyos elementos constructivos fundamentales, así como el tipo de estancia o la distribución del espacio, coinciden con algunas fotografías de interior hasta el punto de sugerir que podría tratarse de un mismo lugar.

Uno de los proyectos más tempranos en Vigo es Cómo vivir, edición de 2014 prolongada en 2022 que se basa en versos de Wisława Szymborska compuestos con tipos móviles e impresos sobre cartulinas del tamaño de una postal que Argüelles envió a familiares, amistades y afines cuando residía fuera de España; algunos hacían referencia a la cuestión de la cercanía y la distancia y pueden llevarnos a reconsiderar qué asuntos abordamos y cuáles no con quienes nos quedan cerca, y de qué formas nos valemos para plantear los más intensos.

Sobre passe-partout recuperado nos enseña Tal y como me gustaría recordar (2022), obra en la que toma un soporte tradicional de imagen para remitir precisamente a la ausencia material de la misma o a la incapacidad de ese soporte de reconstruir de manera fidedigna el recuerdo. Las figuraciones interiores, las de la memoria, no son para la autora meramente representativas, sino fruto de un conjunto de experiencias casi imposibles de trasladar a una única escena.

Del sueño a lo real nos conduce el más reciente de sus trabajos, Una página (2024), que contiene un texto manuscrito por el padre de la artista. En sus palabras: Una noche soñé que tenía en las manos un libro que mi padre me había dedicado. Al abrirlo, leí este texto al final de la primera página, escrito con su letra en tres líneas y en inglés -un idioma que él no conoce-. Días después, tras contarle mi sueño, le pedí que escribiera en una hoja en blanco aquella frase que yo había soñado. Como las postales a muchas manos de Cómo vivir, ofrece esa hoja una impronta difícilmente replicable.

Laía Argüelles Folch. Cómo vivir, 2014
Laía Argüelles Folch. Cómo vivir, 2014

 

 

Laía Argüelles Folch. “Todavía siempre”

MARCO. MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE VIGO

C/ Príncipe, 54

Vigo

Del 28 de julio al 10 de noviembre de 2024

 

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