La revolución del arte moderno, Hans Sedlmayr

El “Arte revolucionario” ya no quería ser arte

¿De dónde surge ese arte moderno que reúne propuestas tan distintas y extremas como el cuadro negro de Malevich, los bodegones de Braque, la manzana de Magritte, o las figuras expresionistas de Kirchner? Un arte preocupado únicamente por ser autónomo, ser autoreferencial, autosuficiente con respecto a la vida y entregado a cuestiones esteticistas ¿deja de ser arte? Una poesía ajena a la realidad verbal de las cosas, compuesta por balbuceos ¿sigue siendo poesía?

Este texto, publicado por primera vez en 1955, todo un clásico en la historiografía y la teoría del arte, ofrece un punto de vista sobre la génesis de las vanguardias, en donde sin falta de pesimismo, se describe la evolución del arte, en los inicios del siglo XX, como un fenómeno de negación hacia sí mismo.

Autor: Hans Sedlmayr
Título: La revolución del arte moderno
Traducción: José Aníbal Campos
Editorial: Acantilado
Edición: Barcelona, 2008
Colección: El Acantilado, 165 Encuadernación: Rústica Cosida
Páginas: 240 p.
Precio: 18 €

Hans Sedlmayr manifiesta su deseo de que aún esté por venir un arte moderno que revolucione la contemporaneidad estética sin autodiluirse. La abstracción, el cubismo, el surrealismo o el expresionismo, son analizados por el historiador desarrollando los cuatro fenómenos primarios que desembocaron en esa revolución artística: la búsqueda de pureza de las formas, una identificación del arte con la tecnología, la tentativa de introducir lo irracional y contradictorio del ser humano y el anhelo de una religión o mitología perdidas, sacralizando, de alguna manera, toda creación artística.

Hans Sedlmayr (1896- 1984), historiador del arte austriaco, estudió Arquitectura e Historia del arte en la Universidad de Viena, en donde ejerció como profesor desde 1936 a 1945. Después, compaginaría la investigación con la labor docente en las universidades de Munich y Salzburgo. Fue miembro fundador de la segunda Escuela de Viena de Historia del Arte, adscrita al formalismo.

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