La percepción del espacio

Es Baluard inaugura nueva exposición temporal dedicada a la escultura, presentando por primera vez una selección de obras del fondo de la colección permanente del centro mallorquín en torno a esta disciplina.

 

La escultura, hasta el siglo XX, estuvo relegada a un segundo término frente a la pintura. Los grandes escultores de finales del siglo XIX y principios del XX, en general, eran pintores que trabajaban la escultura como una faceta complementaria.

 

A partir de la segunda mitad del siglo XX, la escultura adoptó un papel más destacado de la mano de las nuevas corrientes emergentes. La desmaterialización del arte llegó con el arte conceptual, que aportó otro aspecto a tener en cuenta: el significado y la funcionalidad de la escultura supeditados a la ubicación de la obra en lugar de la forma, condición que comparte con el land art.

 

En los inicios de los ochenta, con la participación de los nuevos expresionistas alemanes y la transvanguardia italiana y su reivindicación por la recuperación de la pintura, junto con el desarrollo de las instalaciones, la escultura vuelve a adoptar una posición secundaria, aunque cada vez obtiene una mayor presencia a partir de las aportaciones individuales de Jorge Oteiza y Eduardo Chillida en el caso español.

 

La exposición, centrada en el último cuarto del siglo XX y la primera década del 2000, ilustra la heterogeneidad de respuestas que el arte ha desarrollado alrededor de la escultura internacionalmente.

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