Desde el pasado 29 de enero y hasta el 26 de abril, el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada nos presenta en su Sala A “Noche oscura”, una retrospectiva de Darío Villalba compuesta por setenta trabajos, entre pinturas, esculturas, fotografías y collages, que forman parte de la Colección madrileña Espíritu-materia, unos fondos que albergan piezas de artistas significativos de la segunda mitad del siglo pasado.
Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983 y pionero del empleo de la fotografía en la pintura, Villalba muestra ahora en el CEART una selección de las esculturas encapsuladas en metacrilato de línea expresionista que le valieron en sus comienzos el reconocimiento internacional y repasa, ya en pinturas y fotos, los temas que con mayor frecuencia ha abordado en su carrera: El Enfermo, La Demente, El Niño Metopa o Los Náufragos hasta llegar a las más recientes Pinturas Bituminosas Negras.
Desde los setenta se ha servido de imágenes en blanco y negro para ensayar a partir de ellas procesos de descomposición y recomposición en obras que aluden a asuntos como la demencia, la crueldad y la violencia.
Sin embargo, el propio artista vasco engloba sus trabajos en varios ejes temáticos, que él clasifica en agua- piedra, sexo y vida-muerte, y con ellos, miedo, sufrimiento, dolor, enfermedad, vejez… Da protagonismo a la vertiente poética del lenguaje, no sólo del lenguaje artístico, también del humano, y enlaza intencionadamente su producción a su propia vida; ha llegado a afirma que la biografía de cada cuadro está unida a su propia biografía.
Podríamos decir que el protagonista evidente de la obra de Darío Villalba es el ser humano, en su vertiente más vulnerable y también en la más lírica, en relación ésta con la naturaleza, la luz, la búsqueda de serenidad o de esperanza.
Por su parte, José Luis Serzo, tras su aún abierta muestra de dibujo en el Museo ABC, ha llevado a Fuenlabrada una escenografía específica para el CEART en la que pinturas, dibujos, objetos y un video nos narran la historia de un rey anónimo.
Una vez más, el artista se ha servido de las más diversas disciplinas y de un rico elenco de símbolos personales para dar lugar a una exposición-relato que une lo imaginario y lo real y que nos traslada a los sueños inquietantes de un rey anónimo que se imagina como pastor, como hombre en comunión con la naturaleza…en definitiva sueña con ser otra persona, libre, auténtica, dueña de su destino y fiel a sí misma.
El rey es anciano pero rejuvenece en su sueño, quedando su cuerpo recompuesto a partir de los balidos de sus carneros. Mantiene el mando (sobre su rebaño, sus nuevos súbditos), pero convierte la tierra en su cama y pierde la codicia de lo material.
Optimismo, ironía y reflexión se entremezclan en esta nueva fábula del artista, cuyo alter ego, Blinky Rotred, nos ha conducido hasta ahora por la mayor parte de sus series como protagonista de relatos que profundizan en las emociones humanas, el subconsciente y las paradojas vitales. La serie de El sueño del rey aún está en proceso y tiene su origen en una instalación con este mismo título que Serzo presentó el año pasado en la muestra colectiva “Objetos de deseo” en el Museo Nacional de Artes Decorativas.
Aquella pieza ya recreaba la historia de un monarca que ansía una vida más auténtica. En palabras del artista, no es tanto una crítica sino más bien una mirada compasiva ante un individuo que vive encarcelado en una jaula de oro.
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