La montaña viva de Richard Hearns

Sus últimos paisajes irlandeses se exhiben en la Cadogan Gallery

Milán,

Richard Hearns nació en 1980 en Beirut (Líbano) y creció en Irlanda; los paisajes de ambos países y esas distintas culturas se encuentran muy presentes en su pintura. Estudió en el Institute of Art, Design and Technology de Dublín, y más tarde en su National College of Art and Design, y pronto dio pruebas de su talento para la observación y el dibujo; desde entonces ha trabajado en una gran variedad de medios, sobresaliendo entre ellos la pintura al óleo, y en los últimos años, frente a la meticulosidad lineal de su producción primera, ha virado hacia la abstracción, completamente nueva en él y un desafío.

La Cadogan Gallery milanesa (que abrió sus puertas en la primavera de 2023, expandiendo la actividad de su matriz en Londres) viene favoreciendo en sus exposiciones la divulgación de la obra de artistas en su etapa de media carrera y de los procedentes de países en desarrollo, y brinda hasta el próximo julio a este autor la exhibición “The Living Mountain”, que cuenta con un conjunto de trabajos recientes inspirados en la naturaleza de esos países en los que Hearns ha residido, desde una perspectiva poética, y en el concepto de genius loci, aquel espíritu que protege los hogares, las tierras y a sus habitantes y que, procedente de la mitología romana, se ha vinculado desde principios del siglo pasado, no tanto a una deidad, como a la idiosincrasia y creencias de cada pueblo, a la cultura y tradiciones propias de una comunidad concreta.

Los lienzos reunidos en Milán se nutren, en concreto, de la apacibilidad y la sensación de acogida que Hearns halla en los paisajes agrestes del Parque Nacional de Burren, en el condado irlandés de Clare, donde residió durante algún tiempo; también de las resonancias que en ellos atisba de su Líbano natal: compara la identidad única de los irlandeses y sus habituales migraciones históricas fuera de su país a un pasado de la población libanesa igualmente marcado por los viajes destinados a la exploración y el comercio.

Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024 . Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery

El título de esta muestra, “The Living Mountain”, procede de una de las piezas expuestas, de gran formato: un paisaje estructurado en cinco grandes lienzos que planteó como homenaje al monte Turlough, en el condado de Wicklow; su nombre en irlandés podría traducirse como lago en desaparición. Sobre esta obra escribió, conmovido, el escritor Niall Williams: No son pinturas grises ni impasibles; son rebosantes. Primero nos golpean con su energía, urgencia y color, y cuando las contemplamos más despacio, sugieren ternura y delicadeza. Si te sientas ante estos cinco grandes cuadros, sientes que la montaña cobra vida. Sientes su diferencia y su individualidad, su extrañeza y su belleza. No se trata de representaciones en un sentido ordinario, sino en el extraordinario: la montaña representada, representada de nuevo, de forma diferente, con todo su carácter contradictorio, misterioso y, en último término, rehecha a través de la mano y el espíritu de un artista notable. Está viva. Y como a todos los seres vivos, cuanto más la miras, más la ves realmente.

Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery

Lo que encontramos en ese proyecto, y en el resto de óleos en Cadogan, son proyecciones personales (e idílicas) de paisajes reales, volcados en abstracto a través de un uso casi expresionista del color: hablamos de impresiones de lo real, tamizadas por el filtro de la experiencia y la memoria, en las que Hearns no oculta, sino que busca mantener, las huellas de su trabajo físico; la expansión de ciertos trazos coincide con la longitud de su brazo y, en ocasiones, cuando ha recurrido a tamaños significativos, la altura de los soportes se ha correspondido con la suya. Además, la intensidad de su paleta tiene que ver con aquella con la que experimenta la naturaleza y en algunas marcas, crudas e indescifrables, puede intuirse un lenguaje personal a base de ondulaciones, ritmos.

Es fácil acordarse ante estos lienzos de Franz Kline por lo osado de sus gestos y de Rothko por lo borroso de las fronteras entre sus campos de color, pero seguramente la referencia estética fundamental de muchas piezas de Hearns sean las pinturas que Willem de Kooning llevó a cabo en los cincuenta y los sesenta.

Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery
Richard Hearns. The Living Mountain. Cadogan Gallery, 2024. Pietra Studio. Cortesía: Cadogan Gallery

 

 

Richard Hearns. “The Living Mountain”

CADOGAN GALLERY

Via Bramante 5

Milán

Del 14 de mayo al 27 de julio de 2024

 

 

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