La Fundación ICO deposita en el Museo Reina Sofía siete obras de seis artistas españoles

Hoy ha tenido lugar en Madrid la firma del convenio de depósito en comodato realizado por la Fundación ICO al Museo Reina Sofía de siete obras pertenecientes a las Colecciones ICO de seis destacados artistas españoles: Juan Gris, Óscar Domínguez, Carlos Alcolea, Martín Chirino, Eduardo Chillida y Juan Muñoz. El periodo de cesión ha quedado establecido en cinco años y es renovable.

Las Colecciones ICO destacan por su naturaleza vanguardista y por el hecho de que la mayoría de sus autores son españoles. De su colección de escultura contemporánea se han seleccionado cinco obras para ser depositadas en el Museo Reina Sofía: dos de Juan Gris y Óscar Domínguez -pertenecientes a las vanguardias históricas- una de Eduardo Chillida y otra de Martín Chirino, de la década de los años 50, y una de las primeras piezas de Juan Muñoz, fechada en 1982.

A estas esculturas hay que sumar el depósito de una pintura de gran formato de Carlos Alcolea y un dibujo de Juan Muñoz.

Arlequín (1923), de Juan Gris, había visitado recientemente el Taller de Restauración del MNCARS para recuperar su aspecto original; de Óscar Domínguez se ha escogido el objeto surrealista Le Tireur (1934), también expuesto recientemente en el Reina Sofía formando parte de una escogida muestra dedicada al artista canario.

Tanto la escultura de Chirino Homenaje a Lissitsky (1957-58) como la de Chillida, Plano oscuro (1956), son exponentes de las corrientes formalistas que, afianzadas en los años 50, darían un nuevo sentido autónomo a la escultura.

Por último, Raincoat Drawing (Dibujo impermeable), de Juan Muñoz, pertenece a una serie compuesta de unas cuarenta escenas de interiores domésticos realizados con tiza blanca sobre fondo negro a finales de los ochenta. De Muñoz también queda depositada la escultura Sin título realizada en los primeros años de esa década.

La obra de Carlos Alcolea solo está presente en la colección del Museo Reina Sofía con dos ejemplos de mediados de los años setenta. La incorporación de Finisterre (1988-1989) supone poder contar con un trabajo de una etapa posterior. Se trata de un díptico de gran formato que el artista dedicó a su Galicia natal y que fue pintado tras un viaje de Alcolea a la Costa da Morte.

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