La feria de las vanidades (Especial ARCO 2002)

Francisco Calvo Serraller

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Con un cambio de ubicación, que la sitúa ahora en los pabellones 7 y 9 de Ifema, y con la introducción de un nuevo diseño, más bonito que funcional, se inauguró el pasado día la edición de ARCO 2002.

Parque Ferial Juan Carlos I, Madrid
Del 13 de febrero hasta el 19 de febrero 2002
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La feria comercial se rindió ayer definitivamente ante la feria de las vanidades, la que expende imagen y espectáculo suplantando la realidad en la que supuestamente se apoya o a la que promociona. Las galerías comerciales se ven crecientemente arrinconadas por la abrumadora presencia de los espacios institucionales, que a costa del arte propagan las excelencias de quienes los gestionan, en su mayor parte miembros de la clase política española, ya sean de carácter nacional, autonómico o local. En medio de un barullo de mesas de debate, proyectos con exóticos rótulos escritos en inglés, o los mencionados pabellones institucionales, la presencia comercial queda bastante eclipsada, y más que a una feria de arte contemporáneo, nos enfrentamos aquí al arte contemporáneo convertido en feria.
Esta confusión no tapa, sin embargo, las vergüenzas comerciales de Arco, que apenas ha variado su oferta anual, a saber, las mejores galerías españolas, unas pocas galerías de verdadero renombre internacional y un buen número de firmas de medio pelo o desconocidas, muchas de las cuales pertenecen al programa Invitational. Un panorama, en definitiva, que apenas puede disfrazar un hecho como el del todavía parvo mercadillo que es, hoy por hoy, en este asunto, el de nuestro país.
english version The fair of the vanities Yesterday saw the launch of ARCO 2002, this year with a new location in IFEMAS pavilions 7 and 9 and a new design which might be described as rather more aesthetic than functional. The commercial art fair definitively yielded yesterday in the face of the fair of the vanities, in which image and superficial display substitute the reality of what this event is supposedly supporting, and what it promotes. The commercial galleries taking part are increasingly hemmed in by the overwhelming presence of stands taken by institutions, who, to the detriment of the art itself, promote their managers, primarily members of Spains political classes at national, regional or local level. In the midst of a barrage of round tables, projects with exotic-sounding titles written in English, or the above-mentioned institutional pavilions, the commercial spaces are practically eclipsed, and rather than finding ourselves in a contemporary art fair, what we actually find is contemporary art converted into a fair.
Nonetheless, this confusión does not actually hide the commercial deficiencies of ARCO, which this year offers a very similar profile to previous years consisting of the leading Spanish galleries, a few of the best international ones, and a large number of medium level and unknown names, many of whom form part of the Invitational programme. In sum, a panorama which can hardly conceal the reality of Spains still impoverished little art market.

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