En España no nos resulta apenas conocida, en general, Grace Schwindt, artista alemana autora de películas, performances, dibujos, esculturas y textos que no resultan fáciles de clasificar (intencionadamente, ella es contraria a todo propósito de sistematización) y que analizan el papel que el lenguaje, los objetos y el cuerpo desempeñan en la construcción tanto de nuestra memoria como de nuestra historia.
Además de poner en cuestión cualquier sistema establecido (por el hecho de serlo), Schwindt deconstruye los que considera sistemas de poder vigentes en todos los ámbitos (familia, comunidad, Estado, creencias) y cuestiona la libertad individual y los códigos morales con los que, de forma predominante, creemos conducirnos hoy.
También invita al espectador a reflexionar sobre el modo en que se consolidaron las actuales estructuras sociopolíticas, sobre cómo se cuenta la historia y por qué se hace de ese modo y sobre las formas de representación recurrentes y las maneras en que se relacionan entre sí. En suma, no hay prácticamente nada que Schwindt no haya puesto en cuestión en cuestión y, si lo hay, tendrá que ser sometido, más tarde o más temprano, a una vuelta de tuerca.
Utiliza los recursos de la música, la danza o el teatro y métodos de trabajo que se aproximan a Walter Benjamin o a la microhistoria a la hora de dar peso, en sus procesos creativos, a conversaciones que mantiene con políticos, activistas o familiares protagonistas de determinados hechos, buscando proporcionar visiones alternativas del pasado.
Ya en sus primeras performances y películas formulaba una revisión de la historia reciente de su país a partir de historias cotidianas o singulares susceptibles de mostrar cómo las narrativas personales pueden incidir en las narraciones de lo colectivo, evidenciando cómo las relaciones sociales se constituyen a través de actos de exclusión y destrucción (según sus planteamientos).
Desde mañana y hasta el 15 de mayo, en colaboración con el Goethe Institut, el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo le dedica la exposición “Llevar una casa, construir una ciudad, liderar una revolución. Una exposición en tres actos”, que, como podemos adivinar por su título, tiene un alto carácter performativo.
Su punto de partida fue el estudio del impacto que la industria petrolera ha tenido en la transformación de nuestro entorno y plantea desde ese caso concreto una reflexión sobre la magia, las creencias o el capitalismo como formas de organización social y sobre los nexos entre capitalismo y moral, entre la representación del cuerpo y los roles de género o entre el mar, la política y la muerte. De fondo, Moura, una figura fundamental de la tradición gallega y portuguesa a la que se le atribuyen poderes sobrenaturales para construir megalitos, pero que no puede liderar una revolución porque alteraría el orden que los mitos y leyendas preservan.
La exposición se completa con un ciclo retrospectivo de películas que se podrá ver en la Biblioteca-Centro de documentación del MARCO.
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