Un poema inacabado de Hölderlin dedicado a la titánide Mnemósine, que en la mitología griega personificaba la memoria (Largo es el tiempo/ sin embargo acontece/ lo verdadero), y el Atlas de Aby Warburg que también lleva su nombre y que proponía una red de relaciones, nunca definitivas, entre dos millares de imágenes, han sido los dos puntos de partida de la comisaria Chus Tudelilla a la hora de poner en marcha la exposición y el proyecto editorial que profundizan en las temporalidades que cobijan las colecciones de la Diputación de Huesca. Atendiendo igualmente a las teorías de Giorgio Agamben según las cuales lo contemporáneo no puede entenderse si no es en su confrontación con lo pasado, contemplado desde cierto anacronismo, esta propuesta, titulada precisamente “Largo es el tiempo”, esboza lazos entre trabajos pertenecientes a épocas y lenguajes distintos, en base a esas célebres afinidades electivas, complejas por vincular, incluso íntimamente, aquello que nunca compartió espacio.
La exhibición se estructura en media docena de secciones (A escena, Horizontes, Paisajes, Identidades, Ocaso de lo sagrado y Este pobre cuerpo), pero no se plantean como compartimentos estancos, sino que se anima al espectador a imaginar relaciones alternativas entre sus piezas y relatos propios a partir de cada una de ellas, insistiendo en que cada nueva observación podrá dar lugar a nuevos frutos. Las obras integradas en el recorrido corresponden tanto al acervo histórico de la Diputación -en su mayoría, pintura religiosa e instrumentos y herramientas de medición de la naturaleza- como a adquisiciones más recientes a artistas nacionales o internacionales que han formado parte de su programación expositiva o la del CDAN o que han resultado beneficiarios en las convocatorias de creación e investigación artística Ramón Acín y Antonio Saura.
Se inicia la muestra con sendos trabajos de Joan Brossa y José Noguero, el primero (Partida, 1989), claramente dirigido al espectador como sujeto de juego e interlocutor del artista; el segundo, Blau (2008), con un evidente sentido escenográfico. Constituyen una suerte de salida de bastidores de esta colección y avanzan los planteamientos de la comisaria: las obras que podremos contemplar suponen una representación concebida para el público, que activará con su presencia esa ficción que se le propone y podrá tomar conciencia de la renovada dimensión temporal que asumirán estas composiciones el entrar en contacto unas con otras y con el momento presente.
A continuación, y sin despegarse de esa acentuación del tiempo, presta atención la exhibición a las líneas del horizonte que recorren los paisajes, horizontes imposibles de alcanzar que aquí vienen a recalcar que lo impredecible no aparece nunca en mapas ni planos y que conceder trazos visibles a lo invisible es un recurso humano para mantener sobre la naturaleza y su representación cierto control. En torno a la delimitación de lo físico contemplaremos, además de distintos instrumentos de precisión fechados a fines del siglo XIX y principios del XX, trabajos sobre nuestro tratamiento analítico de la geografía y sus accidentes a cargo de Gema Rupérez, Eduardo Marco Miranda y Enrique Larroy.
El tercer capítulo, como dijimos, se centra en el paisaje, que una reunión del Consejo de Europa celebrada en Florencia en 2000 definió como cualquier parte del territorio tal como lo percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y de la interacción de factores naturales y/o humanos. Los encuentros para alcanzar ese y otros consensos sobre su protección, gestión y ordenación habían comenzado antes, en los noventa, en la misma época en que la Diputación oscense se embarcó en un programa de exposiciones, actividades y publicaciones en torno a este asunto que culminaría con la apertura del CDAN, el Centro de Arte y Naturaleza. En este caso, junto a brújulas y un clisímetro, veremos proyectos de Sergio Belinchón, Miguel Ángel Blanco, Enrique Carbó, Alberto Carneiro, David Nash, Bleda y Rosa, Javier Broto, Diego del Pozo, Fernando Biarge, Iñaki Bergera, Siah Armajani, Teresa Salcedo, Ricardo Calero, Rebecca Mutell o Sara Álvarez Serrat.
Saldrán a nuestro encuentro, a continuación, las fotografías de Ricardo Compairé que, en los primeros compases del siglo XX, testimoniaron un renovado interés de los oscenses por conocer mejor su territorio, interés promovido desde 1912 por la Sociedad Turismo del Alto Aragón, y que a su vez supusieron el germen de la colección de la Fototeca dependiente de la Diputación. La I Guerra Mundial implicó cierto declive en esa tendencia, pero en los veinte Ramón Acín y el mismo Compairé (que sería presidente de esa organización desde 1934) volvieron a impulsar las posibilidades de la fotografía en el estudio del entorno oscense; en palabras del segundo, la fotografía es la única forma de detener el tiempo. Detrás de mí, otros fotógrafos con mejores medios podrán fotografiar los mismos paisajes, que seguirán allí. Pero de los personajes, sus trajes y utensilios, sólo quedarán mis retratos. A Compairé le debemos, por cierto, las imágenes de numerosas obras de Acín y las de los primeros bustos de José María Aventín que avalaron su trabajo ante la Diputación cuando pidió una pensión de estudios.
Ese legado formaría parte del imaginario de Antonio Saura, del que aquí se exhibe la pintura mural Elegía, cuyos verdes evocan irremediablemente los del paisaje de la ciudad. Se cierra esta colectiva con dos secciones ligadas a la espiritualidad: El ocaso de lo sagrado propone al espectador escrutar un pasado en el que la fe tenía permanente vigencia y presencia, a partir de representaciones de la Virgen y de santos datadas entre los siglos XVI y XVIII (en el caso de aquellas en que consta fecha) y de trabajos de Pedro Avellaned, Antonio Lachos y Ouka Leele; y Este pobre cuerpo se adentra en el origen del hombre y en la violencia y el mal que no se despegan de la historia humana. Nos enseña la Diputación dagas ibéricas, pinturas de Santo Domingo del Val y de la muerte de Lucrecia de autoría desconocida y creaciones de los ya mencionados Saura y Avellaned, además de las de María Cruz Sarvisé, Javier Codesal y Gerardo Montiel.
Como siempre, se han programado actividades didácticas para todos los públicos: visitas guiadas para centros educativos, público individual, grupos organizados o visitantes con necesidades especiales.
“Largo es el tiempo en la Colección de Arte de Diputación Provincial de Huesca”
SALA DE EXPOSICIONES DE LA DIPUTACIÓN DE HUESCA
C/ Porches de Galicia, 4
Huesca
Del 29 de noviembre de 2024 al 16 de febrero de 2025
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