El Museo Guggenheim Bilbao ha anunciado hoy que su colección contará desde ahora con seis obras donadas al centro por la D. Daskalopoulos Collection y realizadas por Matthew Barney, John Bock, Kendell Geers, Guyton/Walker, Martin Kippenberger y Kiki Smith. Se trata de esculturas, instalaciones y pinturas que ya formaron parte de la exposición que el Guggenheim brindó en 2011 a ese acervo privado, titulada “El intervalo luminoso”.
Esta donación implica la introducción en el Guggenheim de soportes hasta ahora inéditos en sus fondos que conjugan técnicas mixtas y escalas ambiciosas, y según ha comunicado el Museo refuerza igualmente líneas temáticas en las que desea continuar trabajando, como el enfoque decolonial que Geers analiza a través de su crítica a los sistemas de poder, o la exploración de las nociones de anatomía, género e identidad en el caso de Kiki Smith.
La pieza del colectivo Guyton/Walker supone su incorporación primera a los fondos globales de la Fundación Guggenheim, mientras la obra de Martin Kippenberger viene a consolidar un conjunto muy relevante de creaciones de artistas alemanes que trabajaron sobre todo tras la II Guerra Mundial, como Sigmar Polke, Gerhard Richter, Georg Baselitz y Anselm Kiefer; con John Bock comparte Kippenberger un punto de vista irreverente y performativo, el uso lúdico del absurdo.
Asimismo, la inclusión de Matthew Barney en este grupo de trabajos permitirá estrechar lazos entre su práctica y la de los citados Kippenberger y Bock: los une su interés por la apropiación, el montaje y la fusión de medios.
De John Bock, escultor, cineasta, autor y dibujante que reflexiona sobre la sociedad actual y los tabúes sociales, el Guggenheim integra Palms (2007), un filme que narra las aventuras de dos asesinos alemanes de viaje por el sur de California. Se acompaña de una instalación que está presidida por un Lincoln de cuyo capó abierto se derraman tentáculos rojos. Y de Matthew Barney, que indaga en los límites del cuerpo y los entresijos de la existencia humana en su sentido puramente biológico, se incorpora la serie multimedia de cinco partes Cremáster, que ahonda en los procesos de transformación a través de un mundo excéntrico, lleno de personajes fantásticos.


En cuanto a la alemana Kiki Smith, que parte de un imaginario a medio camino entre lo científico y tecnológico para plantear reflexiones poéticas sobre cuestiones de género, a Bilbao llega su obra Operación de campo, compuesta por mesas en miniatura sobre las que descansan elementos orgánicos. Dada su pequeña escala suscita en el público un cambio de percepción de su propio cuerpo, en relación con la muerte y la fugacidad de la vida.

El trabajo de Geers, entretanto, es fruto de su experiencia como ciudadano blanco en la Sudáfrica del apartheid: como activista político, sus obras ponen en cuestión la política y los estereotipos raciales y religiosos que aún perviven. El Guggenheim recoge Acrópolis ahora, sobre la dicotomía entre la atracción y el rechazo derivados de la violencia; instalación entre bella y peligrosa, consta de una malla de alambre con cuchillas afiladas de elevado simbolismo.

El colectivo neoyorquino Guyton/Walker, formado por Wade Guyton y Kelley Walker, que trabajan juntos desde 2004, cultiva prácticas artísticas basadas en la intersección entre arte y tecnología. Su propuesta donada es Sin título (2008), un grupo de botes de pintura con etiquetas de colores vivos apilados en un rincón, entre lienzos impresos: han aplicado a objetos cotidianos imágenes y motivos de índole consumista producidos digitalmente y dotados de relieve y dimensión espacial.

Por último, Martin Kippenberger desarrolló, hasta su muerte temprana en 1997, una vasta producción conceptual y marcada por la ironía y la controversia. En su opinión, los mejores chistes eran los que solo tenían contexto y no gracia, por eso su pintura Sin título (La invención de un chiste) refleja una escena sin narrativa: será el espectador quien deba hallar su humor.

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