Vicente Jarque
De entre ese grupo de artistas que aún podían mostrarse despreocupadas de su “identidad sexual”, cuya obra se reunió en el Guggenheim bilbaíno hace unos años bajo el lema de Amazonas de la vanguardia, Liubov Popova (nacida en 1889 y fallecida sólo treinta y cuatro años después) fue seguramente una de las más brillantes y consistentes.
Fundación Juan March, Cuenca
Hasta el 16 de mayo de 2004
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Su temprano interés por el Renacimiento italiano y por los iconos rusos le llevó más tarde por los caminos del cubo-futurismo (Gleizes, Metzinger, Le Fauconnier, Boccioni), el suprematismo de Malévich y el constructivismo de Tatlin y Rodchenko, hasta que en 1921 abandonase la pintura (a causa de sus supuestas reminiscencias burguesas) en favor del diseño revolucionario de tejidos, vestuarios, carteles o escenografías.
En esta muestra (de 23 obras) puede reconocerse su paso por todos esos estadios, desde sus composiciones de sesgo postcubista hasta un boceto escenográfico, pasando por sus Arquitecturas pictóricas de planos flotantes y sus más lineales, complejas y estratificadas Construcciones dinámico-espaciales. Por desgracia, el espectador no puede imaginar qué es lo que hubiera hecho Popova de no asumir los principios radicales del productivismo y, por supuesto, de no haber muerto tan prematuramente (y, dicho sea de paso, por culpa de la misma escarlatina que se había llevado a su hijo). Vicente Jarque.
Liubov Popova
Modelo masculino, ca. 1910