La apuesta de Ivo Mesquita para la 28ª Bienal de São Paulo desata la polémica
Desde que el comisario de la 28ª Bienal de São Paulo anunciara que en en esta nueva edición del evento no habría obras, el mundo del arte se ha metido de pleno en un debate acerca de las bienales internacionales, sus comisarios, los proyectos expositivos y, sobre todo, acerca del futuro de las mismas.
BIENAL DE SAO PAULO
Parque Ibirapuera, Portâo 3
Sâo Paulo
Esto era precisamente lo que Mesquita se proponía con su transgresora propuesta, así que casi podemos afirmar que el afamado comisario ha cumplido su objetivo incluso antes de que la cita diera el pistoletazo de salida; y es que, si tenemos en cuenta que la Bienal de São Paulo nació en el año 51 para dar a conocer el arte contemporáneo internacional en la ciudad y promover el intercambio artístico entre los creadores nacionales y los de fuera, no nos queda otro remedio que concluir lo mismo que Mesquita: que la meta para la que se proyectó este evento está más que superada y hay que revisar su función de cara al futuro. Si, además, nos fijamos en el elevadísimo número de citas de este tipo que se multiplican de forma vertiginosa por todo el planeta, parece lógico pararse a pensar qué está ocurriendo en el universo artístico, qué es lo que el público realmente demanda en nuestro tiempo y hacia dónde se dirigen las exposiciones, ferias y bienales. La bienal abrió sus puertas ayer y, si bien es cierto que no hay obras de arte, sin embargo sí hay una extensa nómina de artistas participantes, entre los que encontramos nombres como Marina Abramovic, Eija-Liisa Ahtila, Joan Jonas, Iran do Espíritu Santo, Sophie Calle, Cristina Lucas o Fernando Bryce, entre otros. El proyecto de Mesquita, que como hemos dicho se articula en torno a la relectura del espíritu y la función de la propia bienal -una bienal que se mira a sí misma desde dentro- se desarrolla a lo largo y ancho del famoso edificio de tres plantas construido por Oscar Niemeyer de la siguiente manera: la primera planta se ha concebido como un lugar dinámico y abierto, donde se desarrollarán interpretaciones y performances, un espacio de experimentación e intercambio de ideas en el que habrá escenarios para todo tipo de actuaciones; la segunda planta quedará completamente vacía, dando forma a un entorno para la reflexión que el comisario ha ideado como “lugar liberador de energías”; mientras que en la tercera se ha instalado una completa biblioteca en la que se puede obtener todo tipo de información sobre la Bienal de Sao Paulo y otros eventos artísticos. Además, habrá auditorio, salas de reunión y para navegar en internet, espacios interactivos: una completa oferta dirigida a la confrontación directa y distendida entre los artistas participantes y el público que asista. Ahora sólo queda esperar a ver el resultado de esta polémica bienal, que en su última edición registró más de 850.000 visitantes, y que puede pasar a la historia como el primer paso hacia un nuevo concepto de cita con la creación contemporánea, o bien convertirse en un estrepitoso fracaso.
Imagen de la 28ª edición de la Bienal de São Paulo