La belleza, una búsqueda sin fin

La belleza, una búsqueda sin fin La belleza, una búsqueda sin fin

Una muestra en el Museo de la Evolución Humana de Burgos rastrea la evolución científica y humana del concepto de belleza a lo largo de la historia


Burgos, 31/07/2013

Es sabido que la búsqueda de la belleza ha sido una constante en el ser humano y que la historia de esa búsqueda es prácticamente paralela a la de la propia evolución humana. Precisamente el MEH burgalés analiza, en una muestra abierta hasta enero y organizada en colaboración con L´oreal, la complejidad de esa idea de belleza, cambiante y poliédrica a lo largo de la historia, relacionándola, como proponen muchos científicos, con la autoconsciencia, las formas de representación y el pensamiento simbólico.

La exhibición se detiene en fundamentalmente en la manipulación del propio cuerpo y en su utilización como lienzo a través de recursos como la ornamentación, la cosmética, la dieta o la indumentaria para convertirlo en “bello” según las convenciones sociales de cada etapa histórica, y hace hincapié en que estas convenciones que tradicionalmente nos han indicado dónde reside lo bello y dónde no se han modificado según imperativos biológicos, sociales, culturales, geográficos…El propio Darwin ya reconocía que no es cierto que exista en el espíritu humano un criterio universal de la belleza para el cuerpo.

La belleza, una búsqueda sin fin

La belleza, una búsqueda sin fin

Si en el caso del resto de los seres vivos, unos rasgos físicos proporcionados parecen venir determinados por su adaptación al entorno en el que se desenvuelven o por una genética propicia a la supervivencia, el ser humano ha sido consciente desde sus inicios de su propio aspecto y, más allá del mismo, ha sido capaz de apreciar belleza en elementos externos y no humanos como una melodía o una puesta de sol.

La muestra, titulada “La belleza, una búsqueda sin fin”, examina los distintos cánones de belleza que han idealizado las convenciones estéticas de una cultura y que han expresado sus anhelos colectivos; si el canon occidental se basa en proporciones corporales, en las civilizaciones china o precolombina, ese canon se centraba más en el lugar que ocupan los humanos en el mundo. Llamativamente, se hace patente en la exposición cómo el modelo de belleza femenino parece variar bastante de unas épocas a otras mientras el ideal masculino se ha mantenido más estable y en Occidente se ha asentado en el canon griego, caracterizado por el culto al cuerpo y el ejercicio físico.

La belleza, una búsqueda sin fin

La belleza, una búsqueda sin fin

La exposición se estructura en las secciones La naturaleza de la belleza, Fascinación por la belleza, Generación de la toilette, Belleza, poder y cotidianeidad, Luces, cámara, acción y Belleza: Ciencia y futuro y entre las piezas que incorpora figuran las del prestigioso Museo de Historia de la Peluquería Raffel Pagés, las de Roger & Gallet o la Joya del Silo, un brazalete de oro de la Edad de Bronce encontrado en Atapuerca; bifaces fabricados por el Homo ergaster, collares egipcios o diademas romanas; el primer agua de colonia (s XIX) y el primer tinte sintético del cabello (s XX).


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