Tras su paso por Koriyama, el artista muestra en Dublín su serie All Wall
Cada una de las piezas tiene unas dimensiones de 49 x 63 centímetros, y en su conjunto componen un panel de 250 x 488 cm. Todas se basan en una lógica geométrica bastante rigurosa que, sin embargo, no actúa como limitación, sino que muy al contrario, libera las obras para que cada una sólo quede determinada por el poder del color, del equilibrio y el desequilibrio entre tonalidades. La geometría lineal queda convertida en una especie de plantilla sobre la que entrelazar campos planos de color en las superficies.
Los papeles empleados para estos trabajos fueron ejecutados artesanalmente por el propio Gorman en una fábrica del Oeste de Japón durante un periodo de diez años, entre 1999 y 2009. El gouache se ha convertido para él en la técnica perfecta para diseñar un lenguaje pictórico personal y no narrativo inspirado en el empleado, en pinturas del Renacimiento italiano temprano, por Giovanni Bellini, Andrea Mantegna o Piero della Francesca, pero también en los grabados nipones Ukiyo-e y en las series relacionadas con el jazz que Henri Matisse ejecutó hacia 1947.
Richard Gorman
K-Flick, 2011
Richard Gorman
Chop Orange, 2011