Juan Hidalgo. Desde Ayacata

ARTIUM explora la producción del artista canario en los últimos once años

Del 27 de marzo al 29 de agosto de 2010, en la Sala Norte de ARTIUM. Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo

Obras: 68

Organizan: CAAM, TEA y ARTIUM

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1927, Juan Hidalgo ha tratado a lo largo de su vasta trayectoria de borrar y ampliar los límites de la creación. Tras un largo periodo residiendo en Madrid y después de mostrar su obra en la antológica que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía dedicó al colectivo ZAJ en 1996 y en la retrospectiva individual que protagonizó en el Centro Atlántico de Arte Moderno en 1997, Hidalgo se trasladó a Ayacata, pequeña aldea canaria en la que, lejos de retirarse, comenzó una nueva y fecunda etapa cuyos frutos podremos contemplar en ARTIUM desde el 27 de marzo.

Sesenta y ocho obras componen esta exhibición, en su mayoría fotografías apenas intervenidas y centradas en el entorno natural en el que residía. En Ayacata cobró mayor relevancia en los trabajos de Juan Hidalgo el azar, sin perder de vista el humor, la ironía, el sexo, el riesgo y la lealtad a sí mismo y a sus principios estéticos, rasgos que han imperado siempre en su carrera.

En el periodo de más de diez años que analiza la exposición, Hidalgo ha continuado protagonizando muestras individuales como “De Misterios” (MIAC de Lanzarote), “En medio del volcán” (SEACEX), “Un/una más” (Fotonoviembre), o las organizadas por Juana de Aizpuru y Espacio Mínimo (Madrid), Saro León (Las Palmas), Sala X (Pontevedra), Trayecto (Vitoria), CAAM, MIAC y Bienal de Zamora. Además, ha participado en colectivas en el MoMA, el MACBA o la Fundación Central Hispano.

De producción inclasificable, sí puede reconocerse en toda su obra un halo conceptual. En ARTIUM mostrará la silla Ayacata, pieza que bebe de la influencia del urinario de Duchamp y Una y tres sillas de Kosuth y sobre la que descansan unos guantes más elegidos que encontrados. La obra quiere ser capaz de sugerir todas las ausencias, las que podrían ocupar el asiento y las que abandonaron los guantes.

Juan Hidalgo suele separar elementos cotidianos de su entorno habitual para descontextualizarlos y volverlos a contextualizar en el museo, al modo duchampiano, pero haciendo emanar de esos objetos alusiones a la casualidad, a la indiferencia de su elección. Las fotografías de estas piezas azarosamente escogidas no son documentos de su descontextualización, sino también objetos descontextualizados. Se trata de obras que no buscan provocar sino sugerir, activar la imaginación del público.

Sin embargo, sí late cierta voluntad de escándalo en sus constantes representaciones del sexo masculino y de las relaciones homosexuales, mostradas desde la crudeza y desde una total ausencia de sentimentalismo. Estos trabajos hablan de la omnipresencia del sexo en los medios de comunicación y de la libertad de opciones en torno al mismo.

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