José Manuel Ballester, otra conexión con el árbol

Sus paisajes despojados se exhiben en las Naves de Gamazo de Santander

Santander,

Fue aproximadamente en 2007 cuando José Manuel Ballester comenzó a trabajar en la serie Espacios Ocultos: fotografías en las que despojaba de figuras, y de todo lo que pudiera sugerir acción, a obras fundamentales de la Historia del Arte, desde El Bosco a Goya, llevando así nuestra mirada a los espacios que envolvían los temas principales y ofreciendo su particular lectura de los clásicos.

Desde entonces y hasta ahora, el artista madrileño ha intervenido en un número cada vez mayor de piezas, escogidas a menudo en función del peso en ellas de las construcciones y los espacios interiores. Ballester, que trabajó primero como pintor antes de adentrarse en la fotografía de arquitecturas, buscaba investigar en esta línea sobre la noción de apropiacionismo y también sobre en qué (elevada) medida nuestro contexto temporal y social condiciona la manera en que percibimos, apreciamos y nos relacionamos con la realidad en cada época histórica, también con el arte.

José Manuel Ballester. Gran acantilado a partir de Giotto 1, 2018
José Manuel Ballester. Gran acantilado a partir de Giotto 1, 2018
José Manuel Ballester. Primavera, 2015
José Manuel Ballester. Primavera, 2015

Algunos de esos paisajes tomados de composiciones esenciales (Botticelli, Giotto; a este último le brinda una instalación de cinco grandes lienzos), y también imágenes ajenas a ellos con las que comparten motivo, el del árbol constante y universal, forman parte de la última exposición de este autor, organizada por la Fundación Enaire, comisariada por Lola Durán y abierta, hasta el próximo septiembre, en las Naves de Gamazo de Santander. Se titula “De arboris perennis” y constituye un tributo a la naturaleza, un recuerdo de nuestra necesidad de ella, aunque a menudo en el medio urbano se pierda conciencia, y también una muestra de respeto hacia su belleza y su poder evocador: sea real o tomada de célebres pinturas, esta vegetación invita a la reflexión y el silencio, sugiere misterio y no deja de suponer uno de los escenarios más idóneos, incluso sobre papel fotográfico, para la conexión con la intimidad propia y con la ajena.

Dado que los trabajos no inspirados en piezas artísticas se han tomado en un buen número de países (contemplaremos ramas entre rascacielos neoyorkinos, al lado de un recóndito templo en Sichuan, en las salidas de metro de grandes ciudades, en los parques parisinos, la selva brasileña, jardines o huertos), estos árboles también adquieren, en la obra de Ballester, el rol de conector entre sociedades y parajes muy distintos: trascienden fronteras y, recalca el artista, nos acompañan donde vayamos, en la contundencia física de sus troncos y también en su poder simbólico, pues no hay lugar donde en torno a ellos no hayan crecido los mitos.

José Manuel Ballester. Camino al monasterio, 2014-2020
José Manuel Ballester. Camino al monasterio, 2014-2020

Esta exhibición recala en Santander tras su paso el verano pasado por el Jardín Botánico madrileño y es fruto del trabajo del fotógrafo con ese motivo a lo largo de más de una década: la naturaleza estaba ya presente en sus primeras pinturas, de aire neorromántico y dedicadas al paisaje, en las que tampoco se daba la presencia humana o esta era indirecta; la entiende como primer lugar donde desarrollamos nuestra vida y también como primer espacio afectado por los usos o excesos que realizamos en ella, a la vez que se fija tanto en su riqueza como en su vulnerabilidad. En los árboles en concreto, aprecia nuestro lazo más estable y constante con esa naturaleza: por la protección que ejercen frente a ciertas condiciones climáticas, por su beneficio a nuestra salud en un sentido amplio, y por su estética, por proporcionar soporte a especies animales y por marcar los ciclos estacionales.

José Manuel Ballester. Nuevo Manhattan 3, 2018
José Manuel Ballester. Nuevo Manhattan 3, 2018
José Manuel Ballester. Subiendo al monte Tai, 2011
José Manuel Ballester. Subiendo al monte Tai, 2011

 

 

José Manuel Ballester. “De arboris perennis”

NAVES DE GAMAZO

Avenida de Severiano Ballesteros, 3

Santander

Del 13 de junio al 22 de septiembre de 2024

 

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