Del azar a la melancolía, el artista repasa su trayectoria en el CGAC
Del 8 de mayo al 13 de julio de 2008 en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), Santiago de Compostela Comisario: Gabriel Pérez-Barreiro Partiendo de una fuerte herencia conceptual, la obra de Jorge Macchi (Buenos Aires, 1963) llega a una esfera de intimidad e intensidad emocional que, unida a la importancia que el artista otorga a elementos como el azar o la música, proporciona a su trabajo un carácter tan personal que hace bastante difícil su clasificación dentro de una corriente concreta.
CENTRO GALEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEA. CGAC
C/ Ramón del Valle Inclán, s/n
Santiago de Compostela (España)
Como explica Gabriel Pérez Barreiro, comisario de la muestra que acaba de inaugurar el CGAC, “la obra de Macchi puede ser entendida en términos de la diferencia entre la comprensión lógica que tenemos del mundo y nuestra experiencia sensible de él”.
Debido al hecho de haber crecido en Buenos Aires, en sus creaciones se ha visto en ocasiones el poso dejado por intelectuales, filósofos y poetas argentinos, como el propio Jorge Luís Borges. Un viaje a Rótterdam, en 1996, fue crucial para desarrollar otro de los aspectos que merodean por su producción: la idea de la ausencia, la metáfora de un mundo nostálgico del que Macchi se encarga de sustraer sus elementos, introduciendo incertidumbre y remitiéndonos también muchas veces al valor de lo efímero.
Ahora, unas cuarenta obras representativas del trabajo realizado por el artista, desde los años noventa hasta la actualidad, pueden verse repartidas entre el sótano del Centro Galego de Arte Contemporánea. CGAC y la iglesia de Bonaval, escenario éste último que enriquece la contemplación de algunas de las piezas allí expuestas, en relación con las sedes anteriores de esta retrospectiva, la primera del argentino, celebradas en la 6ª Bienal de Mercosul (Porto Alegre, Brasil, en 2007) y en el Blanton Museum de Austin (Texas, entre 2007 y 2008). Macchi trabaja con diferentes formatos que van desde la fotografía a la escultura, instalación o libros de artista y elige objetos cotidianos que son precisamente despojados de los atributos que les confieren familiaridad, convirtiéndolos casi en piezas extraordinarias, como en el caso de la almohada que utiliza en Pentagrama (1993) o las cajas de cerillas de Vidas paralelas (1998). Es en ese ejercicio de ir depurando el objeto, en el que éste va adquiriendo mayores referencias personales o sentimentales. Otra cosa a tener en cuenta cuando nos situamos ante algunas de sus obras es la banda sonora que tantas veces acompaña sus creaciones. Una de sus piezas más comentadas en este sentido suele ser Incidental Music, una instalación elaborada en 1997 a partir de la noticia de un periódico británico en la que se contaba cómo una cuidadora se había quedado dormida sobre un bebé, ocasionándole la muerte. Con ella, la música pasó a ser elemento crucial y fue utilizada con posterioridad para acompañar este tipo de noticias violentas y sensacionalistas; hebras de cabello humano; gotas, que bien pueden ser de lluvia o lágrimas; composiciones clásicas o heroicos cierres de películas, le sirven para configurar partituras ideadas para cada uno de los extraños relatos por los que el artista siente atracción. Con “La anatomía de la melancolía” Macchi nos invita a la reflexión sobre el devenir de los acontecimientos y a realizar nuestra propia lectura de sus evocadoras obras.
Jorge Macchi
Nocturno, variación sobre el Nocturno No. 1 de Erik Satie, 2002
Jorge Macchi
Libro de citas, 2003
Jorge Macchi
Untitled
Una respuesta a “Jorge Macchi”
Sasa
Sin Ofender pero esas obras son pateticas y alta porqueria ,que al espectador genera un decadencia de animo sabiendo que sus obras son muchos mejores pero jamas llegaran a la altura de estas obras sin sentido y de un aspecto turbio y brutezco. Muchas GRACIAS…