El Jurado ha reconocido en el creador catalán su labor progresiva, de proyección internacional, en el desarrollo de la nueva escultura
Madrid, 27/11/2012
Jaume Plensa ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2012, galardón dotado con 30.000 euros que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El jurado reconoce así su “labor progresiva, de proyección internacional, en el desarrollo de la nueva escultura, la utilización del lenguaje como medio de reflexión así como su preocupación por la humanización del espacio urbano y su aportación al diseño escenográfico”.
Elvira Cámara, directora de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma de Mallorca; Víctor Manuel Nieto, director del Departamento de Historia del Arte de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); Juan Barja de Quiroga, director del Círculo de Bellas Artes; Jordi Teixidor de Otto, pintor; Vivianne Loría, Directora de LÁPIZ Revista internacional de arte; Francisco Zurian Hernández, Profesor del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad I de la Universidad Complutense de Madrid; y Elena Asins, Premio Nacional de Artes Plásticas de 2011 han formado parte de dicho comité, presidido por el director general de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, Jesús Prieto.
Plensa ya es experto en recibir galardones: se le otorgó recientemente el Premio Nacional d’Arts Plàstiques de la Generalitat; la Escuela del Art Institute of Chicago le invistió Doctor Honoris Causa en 2002 y en 2011 recibió el Premio GAC de los galeristas catalanes; no obstante, se confiesa sorprendido por el que acaba de obtener.
Realizó sus primeras obras en hierro forjado mezclado con poliéster conforme a un esquematismo constructivo en el que se concede gran valor al volumen y al espacio. A partir de los años ochenta evolucionó hacia formas orgánicas fuertemente modeladas mediante la técnica de la fundición en las que combinaba lo zoomórfico con lo antropomórfico, creando efectos de fuerte expresionismo acentuados por la monumentalidad de las piezas que se disponen directamente sobre el suelo sin pedestal.
Aquellas obras le identificaron como uno de los precursores del neoexpresionismo español de la década de los ochenta, caracterizado por un continuo proceso de construcción y destrucción de la forma. En sus obras de los años noventa se produjo un nuevo giro en su producción tanto en lo material como en lo formal: pasó a utilizar un variado grupo de materiales como los desechos metálicos, el poliéster, las resinas… mediante los que construye series de muros, puertas y construcciones arquitectónicas en donde cobra especial importancia el espacio y cuyo significado se hace más conceptual, entroncando con el mundo de las instalaciones.