La obra de Jacobo Castellano siempre ha estado poblada de fragmentos de lo tangible y de lo que no es; consta de retazos de materiales y de instantes que él ha optado por reinventar -como hacemos todos, con lo que existió y lo que no- hasta convertirlos prácticamente en vestigios, en reliquias.
Tras su paso por el CAAC sevillano, donde pudo verse hasta el pasado octubre, ARTIUM presenta desde hoy “Riflepistolacañon”, un repaso a la producción del jienense desde el año 2000 que no se ajusta, sin embargo, a criterios cronológicos: se ha buscado que los espectadores puedan desarrollar lecturas propias y elásticas de su obra y de ahí que las piezas se hayan reunido atendiendo a sus puntos en común en lo narrativo, lo conceptual o lo formal, por más que en su conjunto nos hablen de un interés común: la recontextualización de objetos y materiales para hacer de ellos memoria, para evocar recuerdos o incluso el propio cuerpo.
El título de la muestra es el del dibujo que la abre: presenta un conjunto de armas más inocentes que belicosas y no es obra de Castellano, sino de un niño que lo dejó perdido en la calle antes de que él lo encontrara. Ese riflepistolacañon, sin espacios ni acento, es el término inventado con el que probablemente un crío definiría lo que ve, y obra y palabra nos adentran en la infancia poblada de imágenes incompletas y no siempre amables que se encuentra en el origen de parte de los trabajos escultóricos o instalativos de este autor, de forma más o menos explícita o velada.
En Vitoria podemos ver algunos de los proyectos que realizó tras finalizar sus estudios en la Universidad de Granada, basados en la recuperación de retales y deshechos, así como obras siguientes en las que recurrió a enseres y restos arquitectónicos igualmente abandonados, precariamente conservados tras haber formado parte de débiles amalgamas. A partir de esas piezas en acumulación que evocaban fragilidades, evolucionó Castellano hacia el que es el sello de su producción actual: el dotar de nuevos contextos a objetos vividos y usados en disposición más depurada; también de raíces postizas pero poderosas, en forma normalmente de resistente madera, que él relaciona con lo natural y con su propio cuerpo.
Forma parte de la muestra de ARTIUM Casa I, su proyecto que pudo verse hace trece años en ARCO y para el que dispuso fragmentos de la casa de verano de su familia en Villargordo (Jaén), y también enseres y fotografías propias y poco nítidas, en una estructura arquitectónica endeble pese a contar con puertas y algunos elementos que sugieren robustez. Se refería así a lo igualmente débil de nuestra memoria y de nuestros mecanismos para reconstruir el pasado, a las múltiples variables que transforman lo que creíamos tener atado; de hecho, la obra no ha podido montarse de la misma forma en el CAAC y en ARTIUM que en ARCO. En relación con esta pieza, aunque las separe más de una década, presenta también aquí Castellano Sin título (Proyector con olivo): el gran proyector de cine que su abuelo utilizaba mientras regentó el cine de ese pueblo, ensamblado a un tronco de olivo que también procede de Villagordo. Es posible (e inquietante) que al espectador joven el árbol y el aparato le resulten ancestrales por igual; si bien la rugosidad de la madera transmite paradójicamente dinamismo frente al estatismo del proyector, generador de imágenes en movimiento.
Entre sus trabajos iniciales y los más recientes, como este último, que llevó a cabo el año pasado, han cambiado en Castellano las formas, pero no su buceo en el tiempo y en su memoria personal y ocasionalmente también en la colectiva, porque han asomado a sus obras tanto su alergia a la lactosa en la niñez como los ritos de la Semana Santa andaluza. También referencias goyescas, en esos peleles descoyuntados que caen al vacío casi como los condenados del Juicio Final miguelangelesco, convertidos sus miembros en líneas que marcan tensiones.
Su apuesta es la de no ceñirnos solo a la investigación de lo externo como método en las prácticas artísticas; él elige abrir las puertas al examen (factible) de la experiencia y el propio recuerdo a la hora de generar iconografías que siempre serán personales, tan distintas como un tronco de olivo lo es de otro.
Jacobo Castellano. “riflepistolacañon”
ARTIUM. CENTRO-MUSEO VASCO DE ARTE CONTEMPORÁNEO
c/ Francia, 24
Vitoria
Del 8 de febrero al 19 de mayo de 2019
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