Ixone Sádaba: ensayo sobre Lemoiz

Reproduce las ruinas de la central en Azkuna Zentroa

Bilbao,

En 2020 recibió Ixone Sádaba una beca Leonardo de la Fundación BBVA que le permitió estudiar durante dos años el entorno y las ruinas de la central nuclear de Lemoiz, en Vizcaya. Su construcción suscitó en los setenta controversias sociales y políticas que quedaron mitigadas en 1984, cuando su plan se paralizó y el edificio inacabado quedó más o menos olvidado y abandonado, aunque ese lugar continúa siendo contemplado como terreno de confrontación en el plano simbólico; hay que recordar que se proyectó en la etapa final del franquismo, se opusieron a su puesta en marcha colectivos civiles y grupos ecologistas y que fue objeto de un atentado terrorista.

Para la artista, esta infraestructura, incluso en desuso, ofrece lecturas políticas, materiales e históricas: encarna un proyecto general de desarrollo industrial que surgió tras la Segunda Guerra Mundial y que ha tenido consecuencias desestabilizadoras sobre el medio ambiente y sobre las estructuras sociales. La vincula con un modo de hacer política, desde Roma a la modernidad (Sádaba ha sido una de las últimas becadas por la Real Academia de España en la capital italiana), que califica como simplificadora, etnocéntrica, objetivante y destructiva. En definitiva, ha servido esa central no culminada a la autora bilbaína para cuestionar en qué puntos pueden mejorar las investigaciones y prácticas actuales a la hora de mejorar las relaciones entre individuos y paisajes, pero sus indagaciones han ido más allá.

Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa

Los frutos de ese trabajo pueden ahora visitarse en Azkuna Zentroa: la artista ha tratado de introducir en la sala de exposiciones de la que fue alhóndiga, a escala 1:1 y de ahí el título de esta muestra, una recomposición de la central a tamaño real a través de proyecciones de fotografías de muros y vistas del complejo levantado en la Cala Basordas de 1972 a aquel 1984: una mole de hormigón en la que dilucida capas de historia y también de potenciales futuros de esa arquitectura, puede que asociados a una nueva política de acceso (hoy se encuentra cerrado).

Carles Guerra, quien fue director del Museu Tàpies, ha comisariado esta exposición, que incluye, al inicio del recorrido, una réplica del mirador levantado en 1974 para visitar las obras de construcción -a modo de atalaya en una encrucijada entre los tiempos pasado, presente y futuro-. Situado el original junto a la carretera de acceso, era empleado por los responsables de Iberduero, la empresa constructora, entre ellos su presidente, el conde de Canagua, por lo que apareja su propia dimensión financiera y política.

El objetivo último de la muestra es proponer que Lemoiz se convierta en el centro de un debate público en torno a la memoria, una revisión crítica y quizá desapasionada, dado el tiempo transcurrido, de lo que la central implicó y podría implicar; y también una revisión de las posibilidades de la fotografía documental al hacer frente a un objeto (empírico) tan denso, en un sentido físico y significativo, como esta instalación. Su estética es, por ello, la del reportaje.

Forman parte de la exhibición dos cajas de luz, llamadas Echar el olvido al futuro #1 y #5, que podemos entender como manifestaciones de una práctica fotográfica que llega a fundirse con los objetos encontrados entre las ruinas de la propia central, reciclados para la ocasión: al aunar dichos restos con las fotos captadas en ese entorno, genera una modalidad de objeto distinta. Fueron el punto de partida de Sádaba para formular, una vez más, un entendimiento posible de la fotografía como dispositivo y concebir un proxy, un sustituto visual de la central que no reduzca sus dimensiones: de esta manera ha podido Lemoiz entrar en este espacio manteniendo su escala real.

El resultado se materializa en un conjunto de secuencias fotográficas que muestran segmentos de los edificios de la central y sus alrededores: las vistas se suceden entre sí sin que globalmente permitan apreciar una visión exhaustiva de este lugar. En el fondo, dos heridas se articulan en torno a “Escala 1:1”: la que tiene a Lemoiz como escenario, en el contexto vasco, y las lesiones que la historia ha provocado sobre el cuerpo, físico y no solo, de la fotografía.

En paralelo a esta exposición, Azkuna Zentroa acogerá el 2 de abril la charla Aprendiendo de Lemoiz. Contaminación política, fotografía y postconflicto, en la que la artista y el comisario, el sociólogo Iñaki Martínez de Albéniz y la arquitecta y fotógrafa Julia Schulz-Dornburg analizarán las ramificaciones del proyecto de Sádaba; además de visitas guiadas y actividades escolares.

Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa

Ixone Sádaba pertenece a una generación de autores que, desde principios de los 2000, proponen un orden visual concebido desde la virtualización y la simulación, es decir, se vale en sus trabajos de imágenes que suplantan a sus referentes en el campo de lo real para dar lugar a un mundo escenificado en el que caben múltiples opciones narrativas. Supondrían, estas obras, el emblema de una nueva época, la nuestra, que no podremos comprender desde parámetros ajenos a la imagen técnica.

Formada en Bellas Artes y en Antropología Social y Cultural, ha trabajado en los campos de la performance, la instalación y la fotografía, y precisamente una de sus creaciones primeras más interesantes fue la serie (fotográfica) Citerón, en alusión al monte donde se celebraron las primeras bacanales dionisiacas, consideradas origen del teatro griego, y al propio carácter teatral y ritual de su producción de cara a la representación de conflictos y tensiones íntimas, para la que utilizó su cuerpo desdoblado. Sus escenificaciones, digitalmente manipuladas, tienen lugar en escenarios emblemáticos y por eso generarán en el espectador extrañeza al situarlo ante ficciones que quizá tengan que ver con sus obsesiones personales y que se desenvuelven en esos órdenes de lo real, lo simbólico y lo imaginario.

Otra propuesta significativa de sus comienzos fue Phlegmoné, formada por nueve fotos panorámicas tomadas en diferentes espacios de Bilbao en los que llevó a cabo otras tantas acciones distintas: ritos igualmente ligados a lo báquico y lo onírico y planteados como niveles narrativos superpuestos.

Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa

 

Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa
Ixone Sádaba. Escala 1:1. Azkuna Zentroa

 

 

Ixone Sádaba. “Escala 1:1”

AZKUNA ZENTROA. ALHÓNDIGA DE BILBAO

Arriquibar Plaza, 4

Bilbao

Del 6 de febrero al 27 de abril de 2025

 

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