Hace ocho años obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas y hoy hemos sabido que Isidoro Valcárcel Medina, seguramente uno de los mayores representantes del arte conceptual en España, recibirá también el Premio Velázquez.
Nacido en Murcia en 1937, se trasladó antes de cumplir los veinte a Madrid para iniciar estudios de Arquitectura y Bellas Artes y desde sus comienzos convirtió el tiempo y el espacio en sus ejes de estudio. En principio trabajó fundamentalmente en el campo de la pintura para, a partir de la década de los setenta, desarrollar intervenciones de gran formato en espacios urbanos y, posteriormente, intervenciones poéticas.
Ya a partir de los ochenta, se aprecia en Valcárcel un interés más intenso por la arquitectura: puso en marcha proyectos específicos en situaciones reales, como la creación de un pantano, y también películas, trabajos sonoros, acciones, proyectos de arquitectura y libros de artista. Recientemente presentó un estupendo proyecto sobre el urbanismo leonés reciente en el MUSAC.
Ni en formatos ni en contenido las obras de este artista son fácilmente ajustables a los espacios expositivos habituales, así que el murciano no es un artista nada fácil para los circuitos comerciales. Es intencionado. Tanto su producción como su actitud, alejadísima de cualquier engolamiento, cuestionan nuestro concepto de lo artístico, los mecanismos de institucionalización del arte y su relación con el público, a quien él busca interesar por los cauces de la inquietud, la reflexión sobre el lado desapercibido de nuestro entorno o la provocación.
Esa es la nota común al conjunto de su producción, por lo demás absolutamente variada: es autor de proyectos efímeros, como las audioguías que comunican puntos de vista distintos a los habituales sobre determinadas obras o los caramelos puestos a disposición de los espectadores en su “Otoño de 2009” en el Reina Sofía, y también de otras obras con vocación evidente de permanencia.
Lo tiene difícil, pero ha buscado sobre todas las cosas que su trabajo no se convierta en mercancía. Asocia el arte a la vida y las actitudes, no a nada que pueda almacenarse y coleccionarse. Si no le compran, no le roban el alma. Por eso nunca ha vendido una obra. No le preocupa la producción de objetos, sino, si se puede calificar como producción, la de situaciones en las que intervengan lo insólito, lo azaroso, el juego.
Este mismo año el Festival navarro Punto de Vista rescató La celosía, su adaptación al cine de la obra del mismo título de Alain Robe-Grillet que Valcárcel realizó para los célebres Encuentros de Pamplona del año 72. En aquella cita presentó también sus Estructuras tubulares, pieza previa a algunas de sus propuestas más conocidas, como Torre para Suicidas, la Casa del Paro, el Castillo Expugnable o el libro Diccionario de la gente recopilado a pie de calle en Sao Paulo.
Está por ver cuál será la reacción de Valcárcel Medina a la concesión del Velázquez, pero, sea cual sea, esa respuesta podremos entenderla como un nuevo ejercicio artístico por su parte. Porque para el murciano el arte se ejerce, ni se mira, ni se compra ni se fabrica.
El jurado que lo ha seleccionado ha estado presidido por Miguel Angel Recio, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, y compuesto por Esther Ferrer Ruiz. Premio Velázquez de las Artes Plásticas 2014; Bart de Baere, director del Museo de Arte Contemporáneo de Amberes (MHKA), designado por la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE); Iwona Blazwick, directora de Whitechapel Gallery de Londres, designada por la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE); Suzanne Cotter, directora del Museo Serralves de Oporto, designada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Marta Gili Rosique, directora del Jeu de Paume de París, designada por el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC); José Lebrero Stals, director artístico del Museo Picasso de Málaga, designado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Isidro López-Aparicio Pérez, artista y presidente de la Unión de Asociaciones de Artistas Visuales (UAAV), designado por la Unión de Asociaciones de Artistas Visuales (UAAV); Alberto Martín Expósito, comisario y crítico de arte, designado por el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC). Ha actuado como secretaria, Begoña Torres, subdirectora general de Promoción de las Bellas Artes.
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