La artista presenta, en el Espacio Trapézio, una instalación de objetos y vídeo que muestra un mapa a escala de Madrid
“Los practicantes cotidianos de la ciudad viven todavía más abajo, por debajo del umbral donde comienza la visibilidad. Caminan, que es una forma básica de experimentar la ciudad: son caminantes, cuyos cuerpos siguen las líneas del “texto” urbano que son capaces de escribir, sin ser capaces de leerlo”. Lo decía Michel de Certeau. Isabel Marcos se acerca a esos practicantes que hacen latir Madrid en su muestra “Cartografía de una semana cualquiera”, que mañana se abre al público en el Espacio Trapézio, en el Mercado de San Antón, y que es el fruto de un complejo proceso de investigación sobre el concepto de dérive como técnica en la construcción de mapas de las grandes ciudades.
El proyecto se inició con una semana de paseos por Madrid durante la semana 36 del año 2012 en la que Marcos no se limitó a observar el medio urbano que la rodeaba, sino que se fijó especialmente en el plano del suelo y sus detalles, esto es, en las consecuencias no deseadas del uso diario del espacio público, los desechos que no fueron concebidos para ser encontrados.
Sus recorridos quedaron transformados en ejercicios de arqueología apresurada en los que la artista navegó por los caminos de nuestra vida cotidiana, imaginando vías alternativas e individuales a los territorios comunes que desvelan nuestros residuos.
Recolectando las huellas de muchas experiencias anónimas, Isabel Marcos dibujó un nuevo mapa de Madrid y evocó diálogos entre personajes ficticios que podrían haberse movido por las calles por las que ella transitó. Esos caminantes imaginarios son los autores de los textos que acompañan esta exposición, textos que entremezclan realidad y ficción al incorporar sutiles referencias a acontecimientos que fueron captados y publicados por los medios de comunicación de aquel momento.
La tesis defendida por Marcos como propósito último de “Cartografía de una semana cualquiera” es que los mapas nunca han sido inocentes, neutrales y sin consecuencias; al haber estado siempre al servicio de una perspectiva que selecciona, omite, aísla, escala y codifica su información.
El proyecto, en definitiva, trata de visibilizar la complejidad de las pequeñas historias diarias de los ciudadanos anónimos que construyen la ciudad, y su “leyenda” no es un texto explicativo que descodifica los datos del mapa, sino un conjunto de arbitrariedades y de relaciones caóticas.
Isabel Marcos Solórzano, artista y arquitecto, ha desarrollado investigaciones en torno al arte en la calle, el diseño urbano, la ciudad como dominio público y el diálogo entre el arte y la arquitectura. En sus trabajos combina medios como la fotografía, el dibujo, el vídeo y la intervención site-specific. Hasta ahora ha mostrado su producción en la Galería Material de Madrid, el Centro de Arte Dos de Mayo o el Ateneo también de Madrid.