Lo inadecuado. Cita española en la Bienal de Venecia

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26/05/2011
Falta menos de una semana para que de comienzo “Iluminaciones”, la 54ª edición de la Bienal de Venecia, y hemos querido saber algo más sobre la representación española. La artista Dora García y la comisaria del pabellón español, Katya García-Antón contestan a nuestras preguntas:

Dora García y Katya García-Antón

Dora García y Katya García-Antón


¿Cuál es el objetivo de un comisario de pabellón en la Bienal y cómo se elige lo que puede ser “más adecuado” para representar a un país? En su caso, ¿tuvo dudas o vio claro desde el primer momento que Dora García tenía que ser la seleccionada?


KATYA GARCÍA-ANTÓN: Creo que cada comisario tiene objetivos distintos, y cada edición de la bienal supone un nuevo contexto en el que tomar una decisión sobre la selección de un artista o artistas. En cuanto a mí, no me preocupé demasiado de lo que resultara “más adecuado”, pero sí de reflexionar sobre un/a artista que pudiera abordar las complejidades de la Bienal de Venecia, un escenario para el espectáculo donde es difícil presentar arte, y de una representación nacional, que hoy en día puede resultar paradójica. Dora fue una de mis primeras intuiciones porque, dada su práctica artística, pensé que podría abordar estas cuestiones de manera dinámica y profunda, sin repetir los clichés de las bienales.

Su apuesta puede resultar de entrada un poco arriesgada teniendo en cuenta el perfil mayoritario del público español. ¿Piensa que la difusión mediática puede ayudar a acercar al gran público una manifestación como la performance?


K. G-A: Dora presenta a través de esta performance extendida varias propuestas: a nivel macro y micro. Una parte es la de su mundo de reflexión, su universo intelectual, que se nos muestra a través del proceso de trabajo establecido. Y otra parte se estructura a través de la gran diversidad de figuras de la cultura que intervienen. Es un proyecto personal y preciso, pero también colectivo y muy amplio.

Al público se le invita a entrar en contacto con algún punto de esta cosmología personal y colectiva. Creo que el público español es un público curioso, que tiene una gran capacidad de relacionarse con momentos performáticos, con discursos de reflexión y cuestiones artísticas que toquen nuestra sociedad. No lo veo como un público apático. Además el proyecto plantea temas, narrativas, reflexiones que pueden tocar a diferentes personas de diversas maneras.

Pero en todo caso la difusión mediática puede efectivamente ser de una gran ayuda, para avivar la curiosidad del espectador. Muchas veces es la primera vez que una persona oye hablar del artista o la pieza en concreto. Un artículo puede suscitar el interés necesario para desplazarse hasta la obra, y establecer una primera reflexión.

Dora, ¿ha cambiado ya el “sentimiento de inadecuación” que manifestó haber sentido al recibir la invitación de representar a España en la Bienal de Venecia? ¿Cuáles son las expectativas que tiene puestas en este proyecto?


DORA GARCÍA: No, no ha cambiado, me sigo sintiendo muy poco adecuada, y la falta de ajuste entre el acontecimiento, el proyecto, y el organizador siguen manifestándose constantemente. No me reconozco en la expresión “representar a España”. Yo no puedo hacer tal cosa, no estoy cualificada, no creo que pueda representar a ningún país. Mis únicas expectativas son hacer bien mi trabajo, que es lo que intento hacer desde hace varios años; no quiero, y no conseguiría tampoco, complacer a todos.

Falta muy poco para que de comienzo la Bienal de Venecia e imaginamos que el reto es llegar al día de la inauguración con todo listo. ¿Cómo se trabaja en la preparación de una obra de estas características y cómo influye en ese sentido el hecho de que la performance  se vaya a prolongar, con su consecuente evolución,  durante los meses que dure la Bienal?

K. G-A: Este es el proyecto más extenso que Dora se ha planteado hasta ahora. La clave ha sido una larga preparación y un buen equipo de trabajo. En este caso tenemos el privilegio de contar con una artista que es extremadamente organizada y que ha tenido las ideas muy claras. Además hemos contado con un equipo tanto en Italia como en España que ha sabido cuidar hasta los más mínimos detalles, desde la publicación, los elementos de comunicación, transmisión y presentación, hasta la búsqueda y organización de los más de setenta participantes en la performance. Lanzar un proyecto de esta naturaleza y que además dura tanto, hasta noviembre, significa afinar incluso más la preparación. Pero siempre dejando amplio margen para la improvisación, y las decisiones espontáneas que marcarán de manera vital la identidad y el desarrollo del proyecto.

En relación a esa cualidad temporal, ¿la obra se realizará desde una idea completamente cerrada o evolucionará teniendo momentos que ni usted puede imaginar ahora mismo?


D. G.: Evidentemente, evolucionará y tendrá muchos momentos inesperados e incontrolados.

Usted ha manifestado que “si nadie pasara por el Pabellón Español el trabajo existiría igualmente”. ¿Qué papel juega entonces el público en todo esto y cómo está pensado que conviva con la obra? ¿Le preocupan las reacciones del público? En un país poco acostumbrado a este tipo de manifestaciones, ¿cree que el visitante se sentirá tenso, como ante una situación de cámara oculta?


D. G.: Lo que quise decir con eso es que el público de un acontecimiento como una bienal (sobre todo ésta) es por naturaleza caprichoso, impredecible, y mi trabajo es una millonésima parte de lo que les interesa en el espectáculo total de la bienal. De todo lo que allí ocurra, muy poco tendrá que ver con mi trabajo, y por eso es una estrategia de defensa el hacer que mi trabajo sea independiente de los ritmos y voluntades de la bienal. Frente a unas expectativas a mi parecer desmesuradas de muchas de las personas relacionadas con este acontecimiento, intento sobre todo y nada más que hacer mi trabajo. El público para esta “performance” no es un ente definido y separado del resto, hay tantos actores que todos ellos serán público en un momento determinado, como lo seré yo, de modo que no creo que nadie se sienta tenso, salvo quizás yo misma. No, no me preocupa el público, porque el público es tan diverso que no podría saber quién es quién, no son un grupo homogéneo.


Y usted, Katya, ¿qué espera del público que visite el Pabellón español?


K. G-A: Al ser una performance extendida, cada visita permitirá enfrentarse con una parte de la obra. Cada parte es un mundo de por sí, que puede suscitar reflexiones individuales y paralelas. Espero que estos encuentros sean intrigantes y de gran riqueza.

¡Pero sobre todo que las personas que vengan activen su curiosidad! Y que se acuerden de una de las “Frases de oro” de Dora: “Todos somos extraterrestres”.

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En los últimos días he escuchado a varias personas preguntarse qué pasa con una performance una vez que se realiza. ¿Qué pasará con “Lo Inadecuado”  una vez que termine la Bienal?


D. G.: Nada, desaparecerá. Quedarán restos, fragmentos, historias y chistes.

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