El Museo del Prado indaga en la vertiente narrativa de la obra de Rembrandt
Del 15 de octubre al 6 de enero de 2009, en el Museo del Prado
Comisario: Alejandro Vergara
Obras: 40
Pintor, dibujante y uno de los grandes maestros de la pintura barroca europea, Rembrandt es, paradójicamente, uno de los artistas menos representados en el Museo del Prado, ya que en el centro sólo se expone de forma permanente una obra del holandés: Artemisa, fechada en 1634.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO
Pº del Prado, s/n
Madrid (España)
De ahí la oportunidad y la importancia de esta muestra, que bajo el título “Rembrandt. Pintor de historias” permitirá al público español un conocimiento más profundo de algunos de los mejores trabajos del creador de Leiden. De las 40 piezas que conforman la exposición, treinta y cinco de ellas son pinturas y las cinco restantes corresponden a estampas, llegadas todas de los principales museos europeos y americanos.
Patrocinada por el BBVA y comisariada por Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado, esta exhibición se centrará en una faceta muy concreta de la producción artística de Rembrandt, la de su pintura narrativa. Aunque muy conocido también por sus espléndidos retratos y paisajes, las obras de tema histórico del llamado pintor de la luz dejan patente con especial nitidez sus conexiones con el Renacimiento europeo, circunstancia que no le hizo perder frescura y originalidad. Esa búsqueda de modernidad es, precisamente, el rasgo de Rembrandt que mejor conecta, a la vez que contrasta, con la tradición pictórica que se cobija entre los muros de la pinacoteca madrileña. En la muestra podrán contemplarse sus lienzos confrontados con los de aquellos artistas que le sirvieron de inspiración, como Tiziano y Rubens, y con los de algunos de sus más destacados seguidores, como Velázquez.
En las salas A y B del nuevo edificio de la ampliación del Museo, se repasará cronológicamente la evolución del genio barroco, desde su etapa de juventud, en la que prima la manifestación extrema de emociones a través de la gestualidad y de una mirada irónica y jocosa, hasta los años posteriores a 1645, época en que queda claramente patente un cambio en la forma en que Rembrandt entendía la vida y el arte. Las obras de este momento desprenden introversión, gravedad moral y resultan muy conmovedoras y originales.
Entre los trabajos más destacados de este precursor del Romanticismo que el Prado exhibe en esta ocasión, podemos citar San Pedro y San Pablo, de su etapa inicial; Autorretrato con traje oriental, procedente del Petit Palais de París y realizado en 1631 y el imponente óleo Minerva, prestado por un coleccionista privado de Nueva York.
Rembrandt
Flora
Rembrandt
Betsabe
Rembrandt
El rapto de Europa