Hiperrealismos: la pintura se hizo carne

Anthony Brunelli. El Arno al atardecer, 2007 Anthony Brunelli. El Arno al atardecer, 2007

El Museo Thyssen-Bornemisza repasa la evolución de este movimiento desde finales de los sesenta hasta la actualidad

Madrid, 22/03/2013


“Hiperrealismo 1967-2012”

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
Paseo del Prado, 8
28014 Madrid
Del 22 de marzo al 9 de junio de 2013
De martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas

Surgió, como el arte conceptual, a finales de la década de los sesenta, pero se situó en las antípodas de las pretensiones de Duchamp y Sol LeWitt para proponer al espectador intensas experiencias sensoriales que recojan el propósito con el que los antiguos practicaron la pintura: plasmar lo real con el mayor verismo.

El Hiperrealismo, que dio sus primeros pasos en Estados Unidos de la mano de artistas que plasmaban, con todo el realismo del que eran capaces, escenas y objetos cotidianos tomando como modelo fotografías, se consolidó en la Documenta de Kassel de 1972 como movimiento que tomaba sus motivos de la vida diaria (escaparates, juguetes, alimentos, restaurantes, el metro, coches y motos) y que los representaba del modo más fidedigno a partir de procedimientos técnicos como la proyección de diapositivas o el sistema de trama.

Richard Estes. Nedick´s, 1970

Richard Estes. Nedick´s, 1970

Si bien el uso de la fotografía como fuente de inspiración para la elaboración de pinturas era ya habitual entre quienes buscaban documentar el mundo en su producción, fueron los hiperrealistas quienes comenzaron a utilizarla abiertamente y sin reparos, convirtiéndola en modelo, aunque no en objetivo: sus obras, habitualmente en gran formato, buscan generar la ilusión de tridimensionalidad, congelar instantes en el tiempo y recrear con el máximo esmero superficies metálicas y espejos, pero sin buscar competir con la instantánea; su fin es generar una nueva realidad gráfica creada por el pintor que diera lugar a nuevas reflexiones sobre la objetividad y autenticidad de las imágenes o la influencia del medio fotográfico en nuestra actual forma de ver el mundo.

John Kacere. Serina´72, 1972

John Kacere. Serina´72, 1972

Entre los fragmentos pintados de realidad que podremos ver hasta el 9 de junio en el Museo Thyssen (según anunció Guillermo Solana, se negocia la continuidad de la muestra hasta finales de ese mes) veremos trabajos de la primera generación de hiperrealistas estadounidenses, como Chuck Close, que abre la exposición, Richard Estes y Audrey Flack, única mujer presente en este grupo; obras de creadores de su segunda generación (correspondiente a los ochenta y los noventa), entre los que encontraremos las nítidas representaciones urbanas de Anthony Brunelli, Robert Gnieweck, Davis Cone, Bertrand Meniel, Rod Penner o Don Jacot; y, por último, pinturas de la tercera generación de pintores hiperrealistas, que engloba a artistas actuales que trabajan con cámaras digitales que han llevado la pintura realista hacia una nueva dimensión. Llamarán nuestra atención los bodegones de Roberto Bernardi, las vistas aéreas de Raphaella Spence, las superficies de Peter Maier o las arquitecturas de Ben Johnson.

Comentarios