Guillermo Mora y la pintura como personaje

En Moisés Pérez de Albéniz, muestra instrumentos de trabajo convertidos en soportes

Madrid,

Casi un año después de presentar en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid cuarenta trabajos representativos de sus últimos quince años de trayectoria, entre ellos una poderosa instalación pictórica concebida para ese espacio, que remitía al gesto de trazar líneas horizontales de unas columnas a otras dando lugar a un marco a medio camino entre lo visual y lo arquitectónico, Guillermo Mora nos ofrece otra exhibición individual en la capital, en su galería habitual: Moisés Pérez de Albéniz.

Sus procedimientos de trabajo, en los que se vale de materiales muy diversos y expande la pintura a los terrenos de la escultura y la instalación, tienen mucho que ver con ese desprenderse de muros, de convenciones, que cercenen tanto la libertad del artista como la fluidez de la mirada y el movimiento del espectador; no es factible aplicar etiquetas técnicas a sus propuestas, porque en su vocabulario confluyen los códigos de casi todas las artes plásticas y la pintura se convierte en una herramienta para la narración, el cuestionamiento de convenciones o el cambio. Sus proyectos, además, no suelen quedar cerrados sino que permiten reinvenciones, e incorporan una clara vertiente física y performativa: requieren de fuerza, paciencia y de espera a la hora de preparar unas superficies que después Mora manipula, quedando craqueladas o rajadas, abiertas, rotas al torcerse… en lo que debemos entender como un acto de liberación del plano pictórico y también de esa misma disciplina respecto a principios, nudos y desenlaces.

Su exhibición en Moisés Pérez de Albéniz se titula precisamente “Camino de vuelta” y tiene que ver con todas las opciones plásticas que encuentra en objetos y materiales al margen de su función primera: ha explicado el artista que, mientras estudiaba en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, sus profesores le decían que no convenía dejar a un lado los pinceles que ya estuvieran cubiertos de pintura seca, porque con ellos aún se podía seguir trabajando; las cerdas, incluso duras, mantienen su capacidad de trazar, de hacer gesto en palabras de Mora.

Partiendo de esos consejos, en esta exposición exhibe piezas en las que aquellos objetos no son ya herramientas de creación con propósitos utilitarios, sino soporte, obras plenas: Me gustaba pensar cómo estos utensilios, a través de su uso y con el paso del tiempo, dejaban atrás su lado virtuoso y comenzaban a funcionar como pequeñas catapultas que traspasaban pegotes de pintura de la paleta al lienzo. A su vez, la acumulación de pintura les convertía en su propio soporte, en objetos pictóricos autónomos.

Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz

En la que es su segunda individual en esta sala de Doctor Fourquet, podemos contemplar tres cuerpos de trabajo recientes en los que el madrileño ha venido a desandar sus investigaciones anteriores en torno a las posibilidades del objeto pictórico, regresando casi al origen de la pincelada. Nos recibe la serie que da título a la muestra, Camino de vuelta, compuesta por pinceles de su estudio del todo devorados por capas de pintura que aplicó sobre ellos durante meses, de modo que quedaran atrapados, imposibilitados a la hora de desarrollar su misión. Estos trabajos, por tanto compactos y de pequeñas dimensiones, vienen a subrayar que los utensilios pueden también ser contemplados como organismos susceptibles de ser transformados.

Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Camino de vuelta, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz

La segunda serie, llamada Salto y gota, está formada por constelaciones de pequeñas piezas compuestas por escuadras metálicas que también ha cubierto de múltiples capas de pintura. Si dichas escuadras habitualmente sirven para anclar bastidores y sostener lienzos, esta vez se convierten, como los pinceles, en soportes de apariencia líquida y blanca, en contraste con la solidez del metal. En la segunda sala de la galería, tres pinturas que son pequeñas gotas vienen a señalar tres conceptos clave en la producción de Mora: el de la pintura rota, el de la pintura que se deshace y se derrama y el de una pintura que devuelve al espectador la mirada.

Guillermo Mora. Serie Salto y gota, 2023
Guillermo Mora. Serie Salto y gota, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Salto y gota, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Serie Salto y gota, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz

Por último, en la escalera saldrá a nuestro encuentro la obra Giro de cabeza, que se compone de masas de pintura aplastadas y derramadas que se despliegan sobre un tablero equiparable a la paleta de un pintor, ahora inutilizada, como los proyectos anteriores, para su función original. Con ella, además de acercarnos de nuevo a su taller (como en el conjunto de la exposición), llama Mora nuestra atención sobre el gesto performativo que implica aproximarnos a estos enseres desde perspectivas alternativas, observando el potencial intrínseco a esos instrumentos al margen de su capacidad productiva.

Guillermo Mora. Giro de cabeza, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Giro de cabeza, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Giro de cabeza, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz
Guillermo Mora. Giro de cabeza, 2023. Galería Moisés Pérez de Albéniz

 

 

Guillermo Mora. “Camino de vuelta”

GALERÍA MOISÉS PÉREZ DE ALBÉNIZ

c/ Doctor Fourquet, 20

Madrid

Del 28 de enero al 18 de marzo de 2023

 

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