Tras el proyecto “Cada palabra es una forma del tiempo”, en el que nos invitó a alimentarnos de libros coincidiendo con la pasada edición de APERTURA, la artista cubana Glenda León, afincada entre Madrid y La Habana desde 2011, presenta su primera exposición individual en nuestro país: “Hacia el silencio”.
Puede verse desde hoy en la Galería Senda de Barcelona y tiene dos ejes, lo social y lo femenino. Por un lado, esta creadora analiza las posibles identidades asociadas a agrupaciones diversas (religiones, grupos deportivos, partidos políticos); por otro, la presencia o imposición de cánones de belleza femenina que todos conocemos en los medios de comunicación con el fin de atraer la atención masculina.
En el primer caso, León ha partido de los elementos comunes de las puestas en escena de determinados colectivos sociales, haciendo hincapié en los contagios de comportamientos cuando nos unimos a una masa, en nuestra pérdida de capacidad crítica sobre las directrices que recibimos como colectivo y en nuestra vulnerabilidad identitaria como individuos al asociarnos a cualquier movimiento. En relación con la mujer, ha ahondado en la denuncia de las desigualdades de género estudiando la utilización mercantil de una irreal o idealizada imagen femenina centrada en el cuerpo y en la simbología sexual a él asociado.
El planteamiento de cada uno de los trabajos entrelaza con elegancia lo privado y lo público y, como viene siendo habitual en la producción de esta autora, busca generar significados nuevos a partir de los tradicionales recursos de la contextualización, la manipulación y la asociación de objetos aparentemente banales.
¿Qué tipo de piezas encontraremos en Senda? Objetos cotidianos realizados con materiales sin pulir que León transforma para conferirles poder metafórico y trasladar a ellos su mirada sensible, crítica y analítica sobre el día a día. En estas piezas lo superfluo brilla por su ausencia y la fusión de elementos naturales y artificiales deja patente el interés de la artista por el cuidado minucioso de los procesos.
Glenda confiesa que se inició como artista a raíz de su gusto por la experimentación, tras adentrarse en el mundo de la danza y también en el de la crítica de arte. Cierto minimalismo, así como una tendencia hacia lo lírico y conceptual, es común a todas sus obras, que en último término quieren investigar las relaciones del ser humano con su entorno y consigo mismo e invitar al público a elevarse intelectualmente.
En 2013 participó en la 55º edición de la Bienal de Venecia con la instalación “La Música de las Esferas” comisariada por Jorge Fernández, para el Pabellón de Cuba. También realizó la exhibición individual “Bruit Bleu” en el Centre d’Art Contemporain de Montélimar y participó en la muestra “Politic: I do not like it, but it likes me” en el Centro de Arte Contemporáneo Laznia de Danzig, así como”The World Over” en el Prefix Instituto de Arte Contemporáneo de Toronto.
Su obra ha recibido premios como The Pollock-Krasner Foundation Award y residencias como las del Couvent des Recollets, en París y la Fonderie Darling, en Montreal y forma parte de colecciones públicas como las del centro de arte George Pompidou, el Musée des Beaux Arts de Montréal y el Museum of Fine Arts de Houston.
Entrevistamos a Glenda con motivo de la presentación en Madrid de “Cada palabra es una forma del tiempo”, puedes conocerla mejor aquí.
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