Generación 2025: temporalidad y lenguaje

La Casa Encendida presenta a sus ganadores

Madrid,

En el vigesimoquinto aniversario de la convocatoria Generaciones, La Casa Encendida ha decidido compaginar en sus salas la presentación de una muestra conmemorativa de este periodo y la de los ganadores de la última edición del certamen, seleccionados por un jurado compuesto por el comisario Bruno Leitão, la comisaria del MACBA Claudia Segura y Ericka Flórez, artista y directora del espacio Lugar a dudas en Cali. Casi todos sus autores escogidos entre trescientos concurrentes, salvo una de ellos y por los pelos, son nacidos en la década de los noventa y tres de los ocho proceden de Galicia: se trata de Noela Covelo Velasco, Isabel Merchante, Tana Garrido Ruiz, Álvaro Chior, Mar Reykjavik, Elián Stolarsky, Javier Velázquez Cabrero y Marina González Guerreiro.

Además de la oportunidad de presentar su trabajo a crítica y público, tanto en Madrid como en Vigo (esta muestra recupera sus itinerancias y viajará posteriormente a MARCO), cada uno de los ganadores ha obtenido 10.000 euros para la realización de su proyecto. Aunque, como cada año, no resulta fácil en el comisariado de esta exposición entablar lazos entre las creaciones de autores de perfiles muy distintos, la responsable esta vez, Andrea Muniain, ha optado por articular sus propuestas en torno a tres conceptos -temporalidad, abstracción y lenguaje-, mientras que Leitão ha señalado que estas obras nos recuerdan que, en nuestra época marcada por la hipertecnología, las relaciones humanas y las experiencias sensoriales no han perdido su carácter, más que relevante, necesario.

El recorrido, aunque abierto, puede comenzar precisamente remitiendo a la temporalidad contenida en Lo que tarda un… en caer al…, de González Guerreiro. Esta instalación consta de piezas escultóricas y a su vez cotidianas (ejecutadas en hierro, cerámica, madera o latón susceptibles de oxidarse) que constituyen contenedores de tiempo, un tiempo que puede materializarse en relación con un gesto de repetición. Las piezas aquí convocadas son artefactos destinados a cuestionar nuestra noción de tiempo preciso e introducir en ella un potencial poético (impreciso), y también el fruto de un proceso de investigación en relación a los estudios de Galileo sobre la aceleración o al ensayo Sobre el tiempo de Norbert Elías. En general, la producción de esta autora pontevedresa suele abordar los delicados equilibrios entre orden, desorden, azar y control.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

Su proyecto contrasta con la ruptura de la temporalidad que implica la intervención en muro y la composición sonora que ha llevado a La Casa Noela Covelo, bajo el título de a quien encuentra. Ha tomado la voz como material, ralentizándola para recalcar sus vibraciones y plasticidad, su capacidad para suscitar sensaciones e intimidad. La pieza sobre la pared se encarga de repartir las frecuencias en el espacio y también de devenir física esa voz, que fue grabada en una capilla, superponiendo formas de aquella intimidad. Es la potencia de lo vocal la que consigue organizar el entorno donde se hace oír.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

Tana Garrido nos enseña la videoinstalación Agitar lo que se percibía inmóvil, formada por dos pantallas, que tuvo como punto de partida la crítica de Andrea Soto Calderón a Foucault y la novela Crisis in Zefra de Karl Schroeder, autor canadiense de ciencia ficción que especula sobre el rol de las nuevas tecnologías en los conflictos futuros. Ante esa distopía, la artista catalana contrapone cierta placidez doméstica, basada de nuevo en las relaciones, y sobre todo reclama la importancia de cuestionar qué vemos y de qué forma, de analizar nuestras certezas visuales. Es habitual que Garrido utilice instalaciones inmersivas para ahondar en la realidad actual desde el abordaje de la memoria popular y los entornos cercanos.

Comparte espacio su propuesta con otra videoinstalación, esta cobijada en una suerte de cabaña selvática: AMARAÑA, de Javier Velázquez Cabrero. Un bailarín se integra en un paisaje brasileño hasta convertirse en su extensión, y la cámara se hizo parte de su trance. No le interesa, a este creador madrileño, trabajar desde conceptos opuestos o distantes, sino con su conjugación, y esta vez se ha basado en una leyenda popular de aquel país, la de la Fonte do Ribeirão de São Luís, y la maraña de las raíces del mangle. El cuerpo humano, el tecnológico y la naturaleza se interrelacionan y transforman en convivencia. Velázquez es bailarín, además de artista visual.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

Álvaro Chior, por su parte, ha desarrollado su producción en vídeo, escultura, sonido, escritura y música, incidiendo en los nexos entre la imagen, el lenguaje y el gesto y en las posibilidades de la repetición. Su trabajo seleccionado es Canto rodado, y tanto el título como su instalación escultórica, acompañada de un vídeo monocanal y una fotografía, remiten a los posibles significados de esa expresión: una piedra erosionada, expuesta al flujo constante, o una canción interpretada y filmada, tratando de capturar su preparación y los mecanismos corporales implicados, convertidos en material sin pasar por producción. La fotografía reproduce el interior de una partitura enrollada, y por sus condiciones lumínicas se asemeja a una glotis o una laringe.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

La uruguaya Elián Stolarsky viene vinculando su obra a la memoria en sus nexos con la historia y la migración: le interesa el peso de nuestras elecciones, lo intrínseco de los lazos entre la naturaleza humana y el desplazamiento y el modo en que el recuerdo puede unirnos; también las secuelas de la guerra y las opciones de reconstrucción, incluso en el terreno del arte: a través del empleo de textiles, collages e imágenes de archivo que en ocasiones manipula.

En La Casa Encendida exhibe Aphantasia, una instalación textil que alude al trastorno padecido por quienes no pueden visualizar mentalmente imágenes para ligarlo a la imposibilidad de la autora de poner imágenes al pasado, en relación con su propia condición de mujer migrante y judía. Ha procurado, por eso, hacer memoria de lo no vivido a través de materiales físicos y no solo mentales: retazos de tela y fragmentos de metacrilato, que juegan con lo enfocado y lo desenfocado para referirse a esa distancia respecto a la historia y componer un collage con el que dar forma a lo que se le escapa.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

Isabel Merchante, por su parte, ha concebido parte de sus creaciones, en disciplinas diversas, como experiencias efímeras asociadas a tiempos y lugares específicos, que evocan lo intangible, como tantas veces en esta exposición, y que también parten de desarrollos de la física o la ingeniería. Su proyecto en Generaciones, One day I saw the sunset ten thousand times, imagina cómo viviría el acto de contemplar una puesta de sol una Inteligencia Artificial que ella convierte en destilador de atardeceres. Frente al imperio de la eficiencia, aborda los frutos de la tecnología desde la sensibilidad y la especulación y ha situado su propuesta en una sala que solo alberga un par de máquinas, pero suscita melancolía.

Un brazo robótico diseñado en principio para funciones industriales se convierte aquí en observador del cielo y proyecta en tiempo real imágenes de atardeceres artificialmente generadas, hechas píxeles, conforme a una coreografía cíclica. Su trabajo también puede llevarnos a reflexionar sobre la saturación visual y estética en torno a este motivo.

Por último, Mar Reykjavik enlaza estrechamente lengua e individuos e indaga en la traducción, no como mecanismo para la efectividad sino para la afectividad, en el vídeo de dos canales To the wind, en el que ella misma se grabó interpretando en inglés esa canción de Raimón censurada durante el franquismo, Al vent, originalmente en valenciano. Quiere referirse, precisamente, a lo minoritario silenciado subvirtiéndolo: en analogía con su mensaje, rompe con lo monolítico de la imagen frontal, mientras su rodaje en estudio, contándonos cómo se produce el sonido, alude a los videoclips de los setenta, también filmados en el interior del set de grabación. La autoficción como proceso apto para reformular identidades y el ensayo como terreno abierto a la posibilidad son dos de sus habituales sendas de trabajo.

Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025
Generación 2025. La Casa Encendida. Fotografía: Maru Serrano, 2025

 

 

“Generación 2025”

LA CASA ENCENDIDA

Ronda de Valencia, 2

Madrid

Del 24 de enero al 20 de abril de 2025

 

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