Siete novelas y un libro de cine que buscar en la Feria del Libro

29/05/2014

Mañana comienza en el Parque del Retiro una nueva Feria del Libro bajo el lema Deletrear el mundo. Seguramente García-Márquez y Poniatowska figuren (muy merecidamente) en las listas de los más vendidos; pero si buscáis más recomendaciones, aquí os ofrecemos las nuestras:

ERRI DE LUCA. Aquí no, ahora no. Seix Barral, 2014

En ese momento debí de comprender por primera vez que el daño es irreparable y que no hay manera de reparar un agravio por más que se haga después. No hay remedio aparte de no cometerlos, y no cometerlos es labor de lo más ardua y secreta en medio del mundo.

Entre padres e hijos siempre quedan conversaciones pendientes, no siempre llegan a tiempo, y son una mina literaria. En Aquí no, ahora no, un álbum fotográfico familiar sirve de punto de partida a un diálogo esencial del protagonista tanto con su madre como con su pasado: una infancia vivida en la posguerra, en un callejón de Nápoles que nadie quiere recordar.

Más que una novela, Aquí no, ahora no es un poema en prosa: su estructura inconexa no sólo responde a la tartamudez de un niño tímido sino también a emociones intensas de difícil encaje en un contexto como el de la infancia. Merece una relectura.

MIRCEA CARTARESCU. Nostalgia. Impedimenta, 2011

Cualquier perspectiva es preferible a la de desaparecer para siempre.

Muy consolidado en Rumanía, todo un descubrimiento aquí, Cartarescu avisa: yo no soy un narrador de la vida social… Sólo me interesa mi mundo interior. Por eso Nostalgia, como el resto de sus trabajos, bucea en la conciencia de sus personajes, abriendo todas las puertas, y lo hace cuidando al máximo la estética del lenguaje.

La obra se compone de cinco relatos protagonizados por adolescentes en crisis en su transición a la edad adulta y por algún supuesto adulto perdido; su materia prima son conflictos interiores, desesperanzas, dramas incipientes o muy hondos y muchas dudas: sobre la identidad propia, las relaciones personales, el sexo o la normalidad (qué es y de quién es propiedad). Se trata, prácticamente, de un ejercicio de psicoanálisis colectivo apto para quienes no temen enfrentarse a sus propios agujeros negros.

NATALIA GINZBURG. Las pequeñas virtudes. Acantilado, 2002

El silencio con nosotros mismos está dominado por una violenta antipatía que nos invade hacia nuestro propio ser, por el desprecio hacia nuestra misma alma, tal vil que no merece que le digan nada. (…) Está claro que no tenemos ningún derecho a odiar a nuestra propia persona, ningún derecho a callar nuestros pensamientos a nuestra alma.

Los once textos que componen Las pequeñas virtudes se sitúan a medio camino entre la autobiografía y el ensayo y sus reflexiones se introducen tanto en la psicología humana como en las implicaciones más profundas del acto de escribir entendido como vocación irrenunciable que nace con quien la posee.

Ginzburg demuestra una pericia asombrosa a la hora de adentrarse en el análisis de los efectos de una guerra, de los cambios que traen la madurez o la maternidad; en definitiva, de profundizar con un rigor casi matemático en asuntos tan escurridizos como la amistad o el autoconocimiento. Os recomendamos especialmente, por no tener desperdicio, el fragmento Las relaciones humanas.

STEFAN ZWEIG. Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Acantilado, 2001

¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?

Es un clásico que seguro muchos conoceréis, pero para quienes no: si después de leer a Ginzburg os quedáis con ganas de más disección de las pasiones humanas, una opción muy a tener en cuenta es la de descubrir o releer a este autor austriaco, un maestro en la materia.

En esta historia tan breve como apasionante introdujo un terremoto social en una apacible pensión de la Riviera con una mujer liberada, buscada por su abandonado marido, como pretexto. Pero la trama, la historia de un amor apasionado nacido de la nada, es lo de menos; lo de más es la ocasión que proporciona a Zweig para desentrañar, con su dominio exhaustivo del lenguaje, sentimientos sinceros y falsas apariencias.

ÉRIC FAYE. La intrusa. Salamandra, 2013

La idea de que una mano ajena atentara contra mi yo futuro mediante hurtos aleatorios me inquietaba profundamente. Mejor dicho, me repugnaba. Era ni más ni menos que una forma de violación.

Faye ganó el Gran Premio de la Academia Francesa con esta obra breve y llena de enigmas escrita en un estilo lo bastante sencillo como para introducir al espectador en reflexiones sobre grandes temas (en este caso la soledad y las formas contemporáneas de relacionarnos) de manera casi imperceptible y sin ninguna moralina.

Si la historia seduce por sí misma, termina de dejarnos con la boca abierta al saber que se inspira en un hecho real: un solitario meteorólogo japonés, de vida tranquila y metódica hasta el extremo, comienza a dudar de la existencia de fantasmas a raíz de pequeños cambios en su nevera. Sospecha de sí mismo, de espíritus o de amantes despechadas hasta que instala una cámara en la cocina y descubre la presencia en su casa de una desconocida que lleva un año durmiendo en uno de sus armarios y que nunca ha intentado robarle.

La novela, perturbadora, plantea sin aparente intención si somos todos intrusos los unos para los otros; hemos asumido que no sabemos nada de nuestros vecinos, que consideramos amigos a internautas que chatean con nosotros… pero, ¿es posible vivir un año acompañados sin saberlo? ¿buscamos, en el fondo, compañía, o salir de la soledad nos perturba?

IRÈNE NÉMIROVSKY. Los bienes de este mundo. Salamadra, 2014

Había hecho acopio de todos los bienes de este mundo, toda la amargura y dulzura de la tierra habían dado su fruto.

La última novela traducida al castellano de esta autora exquisita de origen ucraniano es quizá la más parecida a Suite Francesa, que escribió más tarde pero que leímos antes en nuestro idioma.

Para quien no conozca su biografía: Némirovsky nació en 1903 en Kiev, su familia se asentó en París huyendo de la revolución bolchevique y en la capital francesa comenzó a escribir en 1929, tras licenciarse en Letras en la Sorbona. Su carrera literaria, muy prometedora, quedó truncada con su asesinato en Auschwitz, pero el reconocimiento internacional (en Francia gozó de él en vida) llegó en 2004, con el hallazgo del manuscrito de Suite Francesa y el fenómeno editorial que desencadenó.

Los bienes de este mundo es una novela de la intrahistoria: Némirovsky nos introduce en la vida cotidiana de familias de distintas clases sociales en una pequeña localidad gala y nos habla, con su elegancia y sencillez habituales, de amores y celos (como en Jezabel o Los perros y los lobos) y de madres que conciben a sus hijos como prolongaciones mejoradas de sí mismos, como títeres (al estilo de El baile o David Golder).

Las preocupaciones importantes y las menudencias sacadas de quicio por estos personajes comunes saltan por los aires con el estallido de una guerra que, además de llevarse por delante sus casas y su trabajo, pone patas arriba buena parte de los vínculos familiares y sociales que antes los ataban. Buena parte, pero no todos: tras la tragedia se nos desvelan los verdaderos bienes de este mundo.

RAFAEL CHIRBES. En la orilla. Anagrama, 2013

Se me parte el alma cuando los oigo decirle a mi mujer: mamá no hay galletas… Salgo de casa de puntillas, cierro la puerta procurando que no cruja, me meto en el coche…, me voy al primer descampado, y me echo a llorar. Lloro yo solito.

Absténganse quienes busquen novelas amables. Un pesimismo brillante define la última de Rafael Chirbes, que parte del hallazgo de un cadáver en un pantano para a continuación mostrarnos el lado más enfangado y putrefacto de los vivos en un tiempo tan complejo, y seguramente terrorífico, como el de los primeros compases del s XXI, un jardín de las delicias lleno de trampas y delitos.

En la estela de sordidez de su anterior Crematorio, y con un realismo escalofriante, Chirbes ha formulado la que para muchos es la gran novela de la crisis: una densa sucesión de sueños rotos, de ambientes deshumanizados, de pecados que nos gobiernan y de la pequeña y la gran corrupción no sólo económica, también moral. El uso de la primera y la tercera persona, el estilo indirecto libre y el monólogo ayudan a conformar un fresco de tipos identificables desde una cierta distancia.

Las sensaciones de desgarro y de tensión que causa la lectura de En la orilla derivan del reflejo desolado de realidades que muerden a cualquiera en el aquí y el ahora, de ambientes presentes y palpables.

HILARIO J. RODRÍGUEZ Y CARLOS TEJEDA (COORDINADORES). Cine XXI. Directores y direcciones. Cátedra, 2013

Bandazo final: tras siete novelas, queremos cerrar con este libro muy aclaratorio para quienes deseen conocer de la mano de expertos quién es quién entre los directores de cine de hoy, cuáles son sus influencias y qué puede depararnos la pantalla grande en el futuro. El criterio para su selección ha sido el de incluir a creadores en activo después del año 2000 con la única condición de que su producción pueda considerarse importante, vigente o prometedora. Un buen libro de consulta.

 

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