Julieta

14/04/2016

JulietaSe estrenó el fin de semana pasado y, aunque las cifras apuntan a que es uno de los estrenos más flojos de Almodóvar (también es cierto que se ha proyectado en menos salas), su aterrizaje en cines coincide con el anuncio de que la película competirá en la Sección Oficial del próximo Festival de Cannes, que comienza el 11 de mayo.

Adentrarse en Julieta, no en la sala sino a la hora de explicar la película u opinar de ella, no es fácil: su estructura es la sabida de antemano, la historia de una única mujer a lo largo de treinta años, la protagonista Julieta, a la que interpretan a lo largo de esa evolución Adriana Ugarte y Emma Suárez, pero en la trama encontramos múltiples capas, temas y lecturas, de índole sobre todo psicológica  pero también social, y bastantes detalles a los que en un primer momento es fácil no prestar la atención debida. Por eso el director recomendaba estos días en entrevistas varias ver, si era posible, Julieta un par de veces.

Tomando como fuente tres de los relatos que componen Escapada, de Alice Munro, un libro que, curiosamente, ya aparecía en La piel que habito en manos de Elena Anaya, Almodóvar propone en Julieta un viaje por la evolución de una joven y entregada profesora de literatura clásica desde que, con poco más de veinte años, conoce a su futuro marido en un viaje en tren que la cambiaría para siempre hasta que, con cincuenta y tantos, trata de recomponerse a sí misma, y también los restos de su familia: parte de su energía se ha quedado por el camino, pero no toda; las esperanzas se han caído (tampoco todas) y su vida no  ha terminado siendo lo que parecía. No nos comemos el mundo sino que es el mundo quien nos come. El cartel promocional lo dice todo.

A Julieta le come la culpa, que aparece muy pronto en su vida, en el mismo tren donde conoció a su marido y en forma de señor deprimido con quien no quiso hablar. Luego en su mismo marido, de cuyo destino trágico Julieta no es responsable pero con el que sí tuvo relación lejana, y luego a través de su hija, que se hace cargo de la madre siendo adolescente en sus años de mayor tristeza, hereda su carga de responsabilidad indebida ante el drama del padre y escapa de Julieta en un intento por forjarse una vida propia. Y vuelta a empezar, porque la desgracia se le hace presente a ella de nuevo al hacerse adulta, y es entonces cuando conoce, en su misma piel, el dolor que ha marcado la vida de su madre. Porque no heredamos solo el color del pelo, y las emociones o frustraciones muy intensas también pueden llevarse en la sangre.

La estética de Julieta es claramente almodovariana en la etapa de la Julieta joven y mucho más sobria en la que corresponde a Emma Suárez, pero, más allá de los colores fuertes y los escenarios madrileños (Cines Renoir incluidos), debemos despojarnos al entrar en sala de muchas expectativas que hasta ahora se cumplían en el cine del manchego: no hay humor, ni mucho ni poco, ninguno; nos encontramos ante una tragedia personal y familiar, y las interpretaciones dolientes de las protagonistas, sobre todo de Emma Suárez, no dejan lugar a dudas sobre ello: en sus rostros reside el drama al menos tanto como en el propio argumento.

La clave de la trama son, de principio a fin, las emociones, pero estas se plantean sin excesos, con una contención que, por un lado, impide que lleguemos a conmovernos del todo, a sufrir con el personaje, pero que, por otro lado, no desagrada en absoluto, porque los desbordamientos en ese terreno hubieran podido rozar lo patético;  porque, al tratar un material tan sensible como la pérdida, el duelo o la ruptura de una familia, seguramente solo el pudor, las sugerencias y no las evidencias, pueden dar idea de la profundidad de ese sentimiento, y porque al presentarnos personajes que pueden ser universales, sin histrionismos ni rasgos demasiado extravagantes, logra introducir al espectador por esa vía en su sufrimiento.

Un apunte: en mayo se estrena en España la peli china Más allá de las montañas (os anticipamos que recomendable), en la que podemos encontrar lazos temáticos con Julieta, con un enfoque distinto. Ya lo veréis.

 

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