El huevo del dinosaurio: independencia y muerte en la estepa

03/03/2020

El huevo del dinosaurio. Quan'an WangLa película triunfadora en la última edición de la Seminci vallisoletana llegaba de Mongolia y era obra de Quan’an Wang, quien es también su guionista; no hay en ella ni una sola figura actoral reconocida y la gran estepa del país, solitaria y fría (aunque pueda acabar resultándonos entrañable) se convierte, muy pronto, en un personaje más. Desde el principio nos sitúa El huevo del dinosaurio ante un paisaje que no admite distracciones; de esos solo aptos, por su vaciedad, a quien lleva consigo pensamientos suficientes.

En un medio rural casi completamente inhabitado, sumido en esa nada o todo, una inspección policial rutinaria halla el cadáver desnudo de una mujer, y pese a lo terrible de la escena, cuerpo y campo fundidos componen una estampa prácticamente bella y pictórica. Todo parece indicar, en ese inicio, que nos encontramos ante un thriller centrado en la búsqueda del asesino, pero Wang juega, por poco tiempo, con nuestras expectativas: su trama gira en torno al jovencísimo guardia que tendrá que velar el cuerpo toda la noche y, sobre todo, en torno a la mujer solitaria y moderna que la pasará con él, única habitante de esa llanura.

Vive ella, aparentemente, lejos de la civilización, pero su actitud representa lo que, a este lado del mundo y en época supuestamente avanzada, entendemos como manifestación más clara de ella: a nadie se ata y por sí misma decide, por más que escuche presiones para buscar un hombre y tener hijos. Ella es la heroína del filme, que progresivamente va enfocándose en su día a día libre y solitario (al asesino primero apenas le veremos brevemente y de espaldas), así que nuestros prejuicios quedan disueltos muy pronto; no hay pesquisas, solo vida cotidiana sorprendente y maneras de amar inesperadas, por muy contemporáneas, allí donde el tiempo parece haberse detenido hace siglos. Lo apreciamos en la evolución de los planos a lo largo del filme: los muy generales de los primeros compases y las panorámicas dan paso a otros más cerrados, sin que en ningún momento esa transición resulte, ni muchos menos, abrupta.

Por decisión propia, esta mujer mantiene relaciones con el joven policía (atenta a disparar, mientras tanto, a los lobos que se les acercan, protegiéndolo) y queda embarazada mientras ambos custodian el cadáver, la escena del crimen. La secuencia carece de erotismo; resulta naturaleza documentada sin que ello le reste ternura; tampoco la perderá su embarazo cuando sepamos que el huevo del dinosaurio del título (algunos se hallaron en Mongolia) alude a su óvulo fecundado; ella también era llamada dinosaurio en la comarca por su soledad.

Hay que subrayar el uso muy expresivo del desenfoque por parte de Aymerick Pilarski, director de fotografía, sobre todo durante la autopsia mecánica al primer cadáver (no era aquella mujer muerta la protagonista) y en el segundo encuentro sexual de la ganadera, con un fiel amigo. Iluminados ambos por cascos con luces titilantes tras atender el parto de una vaca, su unión queda convertida en un poético baile de luces que inevitablemente evocará algunos el de los destellos de los cuerpos en el vídeo de Wolfgang Tillmans que en los últimos días ha expuesto el CA2M.

Regresando al instante de la autopsia, en una clínica sencilla donde no hay nada más que lo imprescindible (nota común al conjunto del filme, en todos los sentidos: espacios, palabras, gestualidad), Quan’an Wang logra en él otro ejercicio de belleza: mientras conocemos que asuntos sentimentales se encuentran tras el asesinato de la muchacha anónima hallada al comienzo, escuchamos una suerte de canción de tuna que aquel policía inexperto, al que la mujer independiente guio en la noche y en el cuerpo, dedica a una compañera de su edad. Vida y muerte, horror y belleza, se nos presentan en un mismo escenario, en una absoluta naturalidad, compartiendo terreno como sabemos que lo hacen fuera de las cámaras. Parece simple, pero Wang ha buscado transmitir toda la complejidad de lo que parece corriente -en un lugar, una mujer, un tiempo- dejando a un lado normas narrativas.

El huevo del dinosaurio. Quan'an Wang

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