Día de las Escritoras: las sugerencias de cinco mujeres que viven entre libros

17/10/2016

Hoy celebramos, por iniciativa de la Biblioteca Nacional de España, la Federación Española de Mujeres Directivas y la Asociación Clásicas y Modernas, el Día de las Escritoras, que tiene vocación de continuar conmemorándose anualmente el lunes siguiente al 15 de octubre, festividad de santa Teresa de Jesús, y que quiere reivindicar la literatura de autoras pasadas y presentes a veces insuficientemente valoradas o adscritas a esa etiqueta tan manida e injusta de “literatura femenina”.

Penséis o no que las escritoras deban tener día propio (hoy mismo Milena Busquets ha comentado en twitter, citando a Ana María Matute, que la única división literaria importante debería ser la de buenos o malos escritores), cualquier fecha es apropiada para recibir recomendaciones de lectura. Hemos preguntado las suyas para el día de hoy a cinco mujeres que trabajan entre libros y esto es lo que nos han contestado. En las bibliotecas y librerías nos esperan sus sugerencias:

Ana Santos Aramburo, Directora de la Biblioteca Nacional de España

Ana María Matute. Olvidado rey gudúAna Santos nos recomienda Olvidado rey gudú de Ana María Matute y La carne de Rosa Montero. Sus razones: Ana María Matute fue una escritora marcada por la postguerra y a lo largo de toda su obra se refleja el peso de su infancia  y de una vida personal difícil de la que escapa a través de la fantasía.  En este libro traza una metáfora del hombre y de sus sentimientos a través de personajes imaginarios y es un reflejo de su propia infelicidad basada en el dolor que produce el amor cuando fracasa. Creo que es la obra de Ana María Matute que, de forma más clara, puede identificar su mundo, un mundo de fantasía al que huye para refugiarse de una infancia infeliz nunca superada y de una mala relación con su madre. Sin embargo, a través de una prosa potente e inteligente, cuenta esta gran historia llena de imaginación, ironía y sentido del humor que finalmente nos reconcilia con la vida. Bueno para leer en vacaciones o en momentos en los que se disponga de tiempo dado su número de páginas. Y en La carne, Rosa Montero nos cuenta la historia de Soledad, que  puede ser la historia de muchas mujeres solas para las que la aceptación de la vejez y el paso del tiempo es un mundo en el que no saben cómo adentrarse. Pero Soledad es valiente y, a pesar de sus miedos y enorme inseguridad, se lanza a una  búsqueda que la llevará a situaciones casi límite. Una novela vital, que además de tener un argumento ágil e inquietante, te permite recorrer la historia de algunos escritores malditos cuya vida y obra puede resultar una enseñanza. A pesar de las condiciones adversas y de los fracasos de la vida siempre hay que seguir luchando sin olvidar  la frase de Raúl Zurita y que la propia Rosa lleva tatuada en su espalda: “Ni pena ni miedo”.

 

Milagros del Corral, ex Subdirectora General Adjunta de Cultura de la UNESCO y ex directora de la Biblioteca Nacional, autora de Último otoño en París y Co-autora de Mi infierno eres tú, Premio Bubok 2015

Amélie Nothomb. Estupor y tembloresMilagros nos ofrece cuatro sugerencias, una de ellas poética: Desde niña fuí una intensa lectora y una enamorada de la poesía. A los 15 años tuve la suerte de descubrir la obra de, para mí, la poetisa más interesante en lengua española. Se trata de la argentina Alfonsina Storni, mujer transgresora y poeta postmodernista. Un corazón atormentado y una personalidad trágica que la llevó al suicidio, no sin antes habernos dejado sus Poemas del Alma, y sus Poemas Amorosos. Una vida y una obra que me atrevo a comparar a la de su coetáneo y poeta maldito: el francés Arthur Rimbaud.

Entre las escritoras europeas contemporáneas, destaco aquí a Amélie Nothomb, belga e hija de diplomático. Su personalidad compleja, la profundidad de su pensamiento y sus análisis sociológicos de países asiáticos que tan bien conoce, se visten de una prosa fresca y natural, que a mí me fascinó desde su primera y mejor novela “Estupor y temblores”, lo que la he hecho merecedora del Gran Premio de Novela de la prestigiosa Académie Franćaise.

Entre las escritoras españolas, la novela que más me impactó cuando aún era muy joven y que siempre releo con mucho gusto, es  “La plaza del diamante” de la catalana Mercé Rodoreda. De la mano de su inolvidable “Colometa”, la novela es un excelente retrato de la Barcelona de la postguerra, y fue ulteriormente adaptada al cine, a la TV y, muy recientemente al teatro.

Por último, sería injusta si no incluyera en esta breve selección a María Dueñas por su primera y mejor novela “El tiempo entre costuras”, un excelente retrato de unos años muy difíciles y peligrosos para Europa, para España y Marruecos, raramente tratados con tanto detalle y originalidad desde una prosa impecable y enormemente atrayente. La arriesgada vida de su protagonista Sira Quiroga, atrapa al lector desde la primera a la última página, lo que justifica su éxito editorial y reciente adaptación a una serie televisiva que también ha conocido el éxito. Como en el caso de las escritoras aquí mencionadas, esta obra se presta también a gozosas relecturas, lo que para mí es el mejor elogio que, como lectora, puedo hacer a una obra literaria.

 

Agatha Christie. El asesinato de Roger AckroydRaquel Jiménez, colaboradora en Womenalia, Vivir de cine, Culturamas y Zendalibros. com

Raquel opta por Agatha Christie y por lecturas italianas. Algunas las desconocemos, tomamos nota: Mi madre posee prácticamente completa la colección de Editorial Molino dedicada a las fantásticas novelas de Ágatha Christie. He dedicado todos los veranos de mi adolescencia a releer estos títulos. Sus historias entretienen y fascinan a partes iguales. Y no solamente es que sus novelas estén magníficamente escritas, que lo están, pues maneja el ritmo y el suspense como pocos novelistas, es que su personalidad como escritora ha trascendido casi por encima de su obra. Por resaltar una obra, les recomiendo El asesinato de Roger Ackroyd, porque aparece el magnífico (y lleno de defectos) Hercules Poirot y porque la trama está magníficamente diseñada y escrita.

Leo bastante ficción en italiano. Hay muchas escritoras que nunca me defraudan: Cristina Comencini (La bestia nel cuore) , Margaret Mazzantini (Non ti muovere, Nessuno si salva da solo, Venuto al mondo …) o la escritora y periodista Orianna Fallaci. De esta última destacaría dos novelas: Penélope en la guerra, que desgraciadamente sólo se puede encontrar de segunda mano o en bibliotecas, y Carta a un niño que nunca nació, que tiene una narración en segunda persona muy fluida y cercana al lector.

 

Raquel Moraleja, colaboradora en Qué Leer, La Tribu de Frida y Ahora semanal. Autora de Sin retorno (Ed. Verbum)

Dos son las recomendaciones de Raquel y las dos muy ligadas a lo femenino. Son estas: Solterona, de Kate Bolick, porque su historia gira en torno a un despertar. No es una historia, en realidad -al menos no ficticia. Son, más bien, unas memorias algo inusuales. Y dicho despertar se produce con los ojos bien abiertos, de la mano de algo aparentemente tan callado como son los libros. Kate Bolick, periodista estadounidense, describe en “Solterona” -spinster en inglés- cómo en el proceso que la llevó a convertirse en la mujer que es hoy en día tuvieron un papel crucial cinco escritoras: Edith Kate Bolick. SolteronaWarthon, Maeve Breenan, Neith Boyce, Edna St. Vicent Millay y Charlotte Perkins Gilman. Las biografías de estas mujeres singulares se entretejen con las hazañas viatles de Bolick. Ellas son un espejo constante en el que reflejarse: tanto lo que anhela llegar a ser como lo que le aterra llegar a ser. El término históricamente peyorativo “solterona” se convierte gracias a este libro en una palabra dulce, descarada, brava. Algo digno de desear. “Yo quiero ser como estas mujeres”, piensa quien lo lee, ya sea mujer u hombre. Queremos esta fuerza, esta ilusión, esta autodeterminación. “Solterona” es un libro peligroso: derriba cimientos. Y por ello es maravilloso.

Y Chicas muertas, de Selva Almada: Este libro me destrozó el alma. Me hizo sentir que formaba parte de un odio a nivel mundial: el odio hacia las mujeres. Porque tanta violencia, tanto crueldad, tanto sadismo envenenado no se explican si no es con odio. Y a pesar de ser algo tan cruento -cuerpos hermosos que aparecen retorcidos, torturados de maneras inverosímiles, en las zanjas de las carreteras o enredadas en las ramas de beben de los ríos-, su autora, la cronista argentina Selva Almada, lograr hacer despuntar la belleza, la fuerza e incluso la esperanza. La palabra “feminicidio” cobra en Chicas muertas verdadero significado. Almada pasó de la infancia a la edad adulta rodeada de rumores acerca de niñas que sufren abusos por parte de sus propios familiares, chicas que desaparecen a la vuelta del instituto, mujeres que son brutalmente asesinadas por sus amantes. Leyéndola, fascinada a la vez que aterrada, me dí cuenta de que todas hemos crecido a la sombra de estas historias. Y sentí una rabia inmensa. Y la rabia, queridos amigos, es un magnífico combustible.

 

Jane Austen. EmmaMaría Antonia Moreno Mulas, Coordinadora de Programas de Lectura y Social Media en la Fundación Germán Sánchez Rupérez. Centro de Desarrollo Sociocultural y colaboradora en Bibliogtecarios y la Fundación Alonso Quijano

Como Ana Santos, María Antonia nos recomienda leer a Rosa Montero, ella con La ridícula idea de no volver a verte: En mi opinión (y en la legión de lectores de la autora) Rosa Montero es una de las voces más importantes de nuestro país: apasionada, inteligente, influyente, cargada de humanidad y, por encima de todo, consecuente. Puedes estar de acuerdo o no con sus ideas, pero ella no te defraudará, porque no hay decepción posible cuando se argumenta con honestidad. En La ridícula idea… Rosa Montero enhebra algunas vivencias propias con episodios de la vida de Marie Curie; vivencias, episodios y sentimientos que se trenzan en un diálogo de tú a tú con el lector.  Montero atrapa, golpea y toca lo que importa: las personas queridas y sus ausencias. Un libro que gira en torno a la muerte y, sin embargo, rezuma esperanza y ganas de vivir. Una obra para descubrir a dos grandes mujeres: a la científica y a la escritora.

También nos propone un clásico: Emma, de Jane Austen: Afortunadamente, no hay que argumentar la grandeza de Jane Austen como escritora. Mujer adelantada a su tiempo, se atrevió a hacer crítica social en sus novelas y, además, supo hacerlo de la manera más exquisita y deliciosa. En Emma, (1815) acompañamos a esta joven inglesa de clase media alta en sus confabulaciones para casar a amigas y conocidas. Emma es convencional y voluble; cargada de prejuicios se deja llevar por las apariencias e, inevitablemente, comete errores de bulto… hasta que prueba de su propia medicina.

 

Y PARA ACABAR, NUESTRAS SUGERENCIAS

Sugerencias literarias masdearte

NATALIA GINZBURG. Y eso fue lo que pasó

Reconocemos que hemos descubierto demasiado tarde a Natalia Ginzburg, pero tras leer Y eso fue lo que pasó y Las pequeñas virtudes también sabemos que seguiremos con ella (y con Todos nuestros ayeres, Léxico familiar, Las tareas de casa y otros ensayos…). Esta escritora italiana posee una voz muy personal: narra con sencillez y honestidad, huye de las convenciones en lo que tiene que ver con el amor o la familia y ofrece reflexiones hondas sobre cualquier asunto vital desde un estilo nada pretencioso. En Y eso fue lo que pasó…cuenta en primera persona una historia de amor que hace aguas desde antes de empezar y acaba trágicamente. El tránsito no es dulce, pero sí conmovedor.

Este año celebramos el centenario de su nacimiento, pero siempre es buen momento para leerla por su sensibilidad, que siempre escapa a la sensiblería.

LUCÍA BERLIN. Manual para mujeres de la limpieza

Posiblemente hayáis oído hablar de esta recopilación de relatos de Lucía Berlin largo y tendido este año y quizá algunos no lo hayáis leído precisamente por huir de la moda. Os entendemos, pero esta vez seguir la corriente merece la pena porque la autora no teme a lo bello ni a lo horrible y sabe encontrar y transmitir el humor de cada situación y porque, sin dejar de divertirnos, cada uno de sus cuentos contiene reflexiones sobre la familia, las diferencias sociales, el amor o el racismo (propuestas, no impuestas).  Sabe bien de lo que nos habla, porque las ficciones se extraen de su propia vida y eso se nota, y además no tiene miedo a dejarse conocer. Una delicia.

SVETLANA ALEXIEVICH. Últimos testigos

Si ya habéis leído algún libro de la Nobel del año pasado, conocéis la estructura de todos sus trabajos: la recopilación de microhistorias, de testimonios de quienes no aparecen en los libros pero padecen y hacen historia, valga la redundancia. En Voces de Chernóbil, El fin del homo sovieticus, Los muchachos del zinc, La guerra no tiene rostro de mujer y Últimos testigos tiene cabida lo pequeño, el sufrimiento individual y sobre todo el femenino, el de los habitualmente silenciados. La intervención de la autora se limita a dar forma a esas memorias ajenas, de todo tipo: críticas o complacientes con su pasado, más sufrientes o más deseosas de olvido. Citamos Últimos testigos por ser la última en publicarse en castellano: aquí hablan los que fueron niños (y sobrevivieron) en la II Guerra Mundial; seguramente lo que cuentan, de no ser por Svetlana, se habría perdido, no ya solo en el olvido, sino en la nada causada por la falta de escritura.

GUADALUPE NETTEL. Después del invierno

Ya os hablamos de Guadalupe Nettel cuando os recomendamos nuevas voces literarias y esta novela, Premio Herralde hace dos años, no nos cansamos de recomendarla tampoco. París es su principal escenario, pero no el París elegante que a todos nos atrae y nos queda grande, sino un París de habitaciones pequeñas que dan a cementerios. De sus protagonistas Nettel nos ahorra el lado convencional: disfruta haciéndoles jugar, disfrutar y sufrir, en sus rarezas. Esas que en el día a día la mayoría nos ocultamos y que la literatura no esquiva. Tras Después del invierno vais a querer leer más de Nettel: os proponemos El huésped, El cuerpo en que nací y Pétalos y otras historias incómodas.

PATRICIA HIGHSMITH. Suspense: cómo se escribe una novela de intriga

Probablemente alguna novela de Highsmith ya haya pasado por vuestras manos, y con toda seguridad más de una adaptación cinematográfica de ellas por vuestros reproductores de DVD. Hemos elegido recomendaros Suspense porque, dentro de que en sus métodos de escritura siempre habrá misterio y magia, esta obra nos ayuda a entender una parte de lo que hay detrás de esos textos hipnóticos: técnicas y procesos que favorecen la intriga.

Y aunque superemos las cinco prometidas, no queremos dejar de recomendaros la lectura de cualquier novela de Irène Némirovsky, sobre todo de La Suite Francesa. La última en traducirse al castellano ha sido La presa, y de ella ya hablamos en Fuera de menú.
Buenas lecturas.

Guardar

Guardar

Guardar

Comentarios