Fuencisla Francés nació hace ochenta años en Segovia, pero procede de una familia valenciana de artistas de la que formaron parte Plácido Francés y Emilio Sala y ha residido desde su juventud en esa ciudad, donde instalaría su taller en una fábrica antigua de calzado. Su producción inicial se basó en la pintura figurativa, para evolucionar paulatinamente hacia el collage y las instalaciones: en estas últimas, y en sus esculturas, ha concedido una gran importancia al papel, utilizándolo en diferentes gramajes y texturas.
Dichas instalaciones suelen adaptarse a los espacios donde presenta cada una de sus exposiciones, de modo que podamos hablar prácticamente de variaciones sobre un modelo inicial, pero la particularidad de estas creaciones reside en su proceso de trabajo: una vez ideadas y coloreadas dichas obras, las desmenuza para generar otras nuevas a partir de sus fragmentos; sus procedimientos se basan en la reconstrucción, en el hallazgo de energía en lo previamente destruido. Este tipo de piezas han suscitado sensaciones ambivalentes: hay quien encuentra ecos del Big Bang primigenio; otros, referencias a bosques y jardines que transmiten, sobre todo, quietud y reposo.
En el marco de un nuevo programa expositivo en el Museo Esteban Vicente segoviano, que se titula “Mujeres artistas en la España contemporánea” y que se prolongará las próximas cuatro temporadas, hasta el 19 de enero de 2025 podemos visitar allí “Fuencisla Francés: Procesos, ritmos y vibraciones”, un repaso, comisariado por Margarita de Aizpuru, a sus indagaciones con pedazos de papel, lienzos y maderas pintados: con ellos genera propuestas bidimensionales y tridimensionales que tienden a incorporar ritmos y vibraciones, ecos sonoros.
En el caso de sus proyectos más netamente espaciales, esculturas e instalaciones, podemos considerarlos prácticamente como pinturas expandidas capaces de invadir espacios con una fuerza plástica determinante: en esta exposición ocupan prácticamente todas las estancias del centro, acompañándose de collages, pinturas, dibujos, objetos y documentación.
En una primera zona de la muestra nos da la bienvenida la instalación Barber, un homenaje a ese músico experimental, basado en la suma de trozos geométricos de maderas interrelacionados entre sí; le sigue Descomposición de lugar, compuesta por una docena de telas de gran formato, repletas de collages de papel que se unen así a los lienzos y se expanden por los muros de la sala. Otros collages reunidos los elaboró con retazos de cartulinas recortadas o recortes de telas previamente pintadas al óleo, dispuestos aquí junto a pinturas, muchas en tonalidades frías, que se ordenan en distintas series atendiendo a su geometría.
Una segunda sección del recorrido tiene como eje otra instalación, Punto de fuga, de casi seis metros de altura: la integran numerosas piezas de estructuras rectangulares de madera pintadas de blanco; son de distintos tamaños, pero al unirse dan lugar a una configuración escultórica imponente. Dialoga con otra de formato medio basada igualmente en la geometría y el volumen: Papel 2.
Sobre negro y Sobre blanco, de nuevo instalaciones, ofrecen una suerte de bosques en esas tonalidades, sensación refrendada por los collages que las rodean, expuestos a distintas alturas, y por un sonido de fondo de chicharras que nos trasladarán al verano; este último corresponde a un trabajo sonoro de Pep Llopis. Se cierra esta propuesta con Supercuerdas, instalación formada por pinturas al óleo sobre tela de gran formato, y con móviles que flotan articulando sus propios ritmos y trasladándolos al espacio.
Sugieren estas creaciones, independientemente de su formato, un sentido delicado del equilibrio entre explosión y contención y un cierto homenaje a todas las posibilidades (contundentes) del frágil papel, que en sí mismo puede aportar calidez frente al cubo blanco y la luz fría.
“Fuencisla Francés: Procesos, ritmos y vibraciones”
MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO ESTEBAN VICENTE
Plazuela de las Bellas Artes, s/n
Segovia
Del 18 de octubre de 2024 al 19 de enero de 2025
