Francisco Calvo Serraller
Con esta parcial retrospectiva, ya que abarca obras realizadas entre 1995 y 2002, Leiro se enfrenta a la especial prueba, en el límite de lo casi antitético, de contraponer sus toscas figuras talladas en madera con la refinada carcasa transparente de cristal del Palacio del Retiro que acoge las piezas.
Los primitivos gigantones de hercúlea gravidez, las voladoras figuras o los corpachones de brillantes colores, provocan un efecto sorprendente y estimulante al apoderarse del espacio en el que habitan, con un toque entre mágico y duchampiano. Una muestra que nos confirma la madurez de un lenguaje moderno cada vez más sofisticado, en el que el escultor ha explorado su personal universo simbólico y formal alimentado con un inequívoco sello vernáculo.